José Agustín Goytisolo
Resulta paradójico que pierda la vida quien nos ayudó a vivir. Conocemos pocos poemas de José Agustín Goytisolo. Somos ignorantes de la mayoría de su obra y de su vida. Pero nunca podremos olvidar su voz unida a la de Paco Ibáñez. Hace unos meses realizó una lectura de poemas en la sala de conferencias del IVAM. El moderador, cuyo nombre no recuerdo, le pidió la lectura del poema que narra la muerte de Heminway, un poema perfecto a un amigo, un canto a la vida. Goytisolo se prestó a su lectura, advirtiendo en una mezcla de mal humor e ironía: "Hay aquí unas trescientas personas [hasta había gente sentada en el suelo], si cada uno pide un poema acabamos de madrugada. Y quiero irme pronto". Las carcajadas del público no se hicieron esperar.Esta noticia nos devuelve a la adolescencia, a lo más íntimo de uno mismo, vuelven sentimientos y sensaciones al recordar Palabras para Julia, el pensar que uno de los actos más sublimes de la propia existencia pueda ser no el perder la vida sino el ejemplo en la manera de vivirla, la sensación de la vida que nos regaló.
Surge entonces la pregunta, ¿cómo iba a quitarse la vida quien vivió tanto? Es sintomático que la primera noticia publicada haya sido la del suicidio, parece que hay personas que molestan hasta cuando se mueren. Hay gente que ha olvidado la inocencia, patrimonio de los poetas, y prefiere el morbo antes que admitir la sencillez de los hechos de la existencia.
Hoy se encuentra donde muchos de sus amigos, en nuestra memoria. La memoria no es sólo el pasado, sino que es sobre todo lo que nos constituye, lo que nos mantiene vivos en la medida en que lo estamos y nos empuja como un aullido interminable... Gracias, José Agus-
tín, prometemos pagar la deuda leyendo alguno de tus poemas. Aunque sabemos que la deuda durará tanto como nuestras vidas.- .
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