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Maragall hace el elogio de los empresarios en un acto con sindicalistas

Enric Company

Pasqual Maragall no es un político que haga discursos distintos para halagar los oídos de auditorios distintos. Defiende siempre el mismo proyecto, sin ambigüedades. Lo demostró ayer de nuevo ante la plataforma de 250 sindicalistas que le apoyan. En un acto celebrado en La Farga de L"Hospitalet, el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat dijo a los sindicalistas: "Queremos que haya emprendedores. Que las empresas ganen dinero, que paguen impuestos y eso revierta en salario indirecto para todos". Maragall asumió las petición que le formularon los sindicalistas para hacer del empleo la primera prioridad.

Maragall no se anda por las ramas cuando se dirige a los potenciales electores que, por una u otra razón, considera que pueden apoyarle. A los empresarios que acceden a reunirse con él, por ejemplo, les pide, además de exponerles sus proyectos, que colaboren a financiar su campaña electoral. Lo mismo hizo ayer en La Farga de L"Hospitalet, ante unos 250 sindicalistas que han formado una plataforma de apoyo a su candidatura. Pero esta vez no pidió dinero. Reclamó participación electoral masiva. "Hemos de conseguir", dijo, "no sólo que la gente vaya, sino que se lance a votar". Maragall recordó que la ausencia de esa participación masiva ha sido hasta ahora el talón de Aquiles del partido socialista ante Jordi Pujol. "La gente del trabajo no ha considerado que las cinco elecciones autonómicas que ha habido iban con ellos. Eso se acabó. La Generalitat tiene muchas competencias, que afectan directamente a los trabajadores y hemos de conseguir que, por fin, se lancen a votar", insistió. Un millón y medio de votos Antes, el ex alcalde había dicho que aspira a conseguir 1,5 millones de votos, casi el doble de los que recibió el PSC en las últimas elecciones autonómicas. Afirmó que ahora se presenta una oportunidad de conseguir que Cataluña sea "un pequeño paraíso", un país "bien dirigido, en el que la gente sea escuchada y se sienta escuchada". La receta que Maragall expuso a los sindicalistas para alcanzar este objetivo fue la misma que predica en sus encuentros con empresarios: los agentes sociales y económicos deben acostumbrarse a que las mejoras en la calidad de vida les lleguen en forma de salario indirecto, porque los márgenes para elevar los salarios y obtener beneficios son muy justos y porque en la economía globalizada el mercado de trabajo es también global. Los sindicalistas entregaron a Maragall un documento en el que le plantean una serie de compromisos de gobierno para con los trabajadores. Tres ugetistas, Manuel Moro, Elisenda Tomás y Javier Núñez, intervinieron para sintetizarlos y pedir a Maragall que los acepte. En nombre de los sindicalistas no socialistas intervino Jaume Valls, un veterano comunista de Comisiones Obreras, ya jubilado, que encabeza la plataforma local pro Maragall de L"Hospitalet. Moro reclamó un compromiso con los discapacitados y un esfuerzo para situar las políticas de bienestar social al nivel centroeuropeo. Tomàs pidió un marco de relaciones laborales para Cataluña y propuso un gran acuerdo nacional para la participación de los trabajadores en las empresas y un compromiso para que se evite la privatización encubierta del Servicio Catalán de Empleo. Núñez reclamó que el empleo sea para Maragall la principal prioridad de gobierno y propuso también la elaboración de un plan nacional de nuevos yacimientos de ocupación, un plan nacional de empleo juvenil y la reforma de la formación profesional. Maragall asumió las peticiones. "Este documento es perfectamente factible", dijo, y destacó su "mesura" y "moderación". Elogio del empresariado Eso fue también lo que le permitió explicar a los sindicalistas el modelo que propone en sus encuentros con empresarios y plataformas territoriales. Es decir, el modelo de gobernación basado en la concertación entre Administración territorial, sistema de enseñanza y empresa. Entendiendo por empresa, puntualizó, al empresario y al trabajador. El candidato del PSC elogió la madurez del sindicalismo. Subrayó que no es ya un sindicalismo que diga que "la clase obrera es la única" y deba hacerse ella sola con el poder. Tampoco es ya un sindicalismo, añadió, "que quiera barrer a los empresarios". Al contrario, continuó, "queremos que haya emprendedores y que las empresas ganen dinero. Les exigimos que tengan beneficios y que paguen los impuestos. Eso es lo que luego revierte en salario indirecto". Además de pedir a los trabajadores que contribuyan a levantar "una oleada de convicción en que la victoria es posible", Maragall insistió en que el cambio político en Cataluña es necesario porque el Gobierno de Pujol ha agotado ya todas sus posibilidades. La petición que ahora hace Pujol a los demás partidos para que le secunden en nuevas reclamaciones es, dijo, el reconocimiento del fracaso de su actuación durante 19 años.

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