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Condenados el chófer y dos gerentes del autocar siniestrado en Nimes en 1995

Juan Miguel Monllor y Vicente Picó, gerentes de la empresa de transportes Monllor, fueron ayer condenados a tres años de cárcel, uno de ellos en firme, por el Tribunal Correccional de Nimes (Francia). Salvador Sánchez, chófer de la sociedad, fue condenado a dos años que no tendrá que cumplir. Los tres están implicados en el accidente que el 10 de julio de 1995 costó la vida a 22 personas cuando el autocar que cubría la línea Amsterdam-Alicante embistió a un camión cerca del área de servicio de Roquemaure, en la A-9.

El autobús no sólo circulaba 10 kilómetros por hora por encima del límite máximo permitido, sino que además se le había retirado el limitador de velocidad reglamentario y tenía manipulados los tacómetros, que sirven para conocer cuántas horas seguidas pasa cada chófer al volante. Además, el día del accidente Salvador Sánchez llevaba 11 días sin dormir una noche entera fuera del vehículo, por lo que no respetaba ninguna de las normas europeas de seguridad laboral exigidas a los conductores de transportes públicos. Había salido de Amsterdam a las 8.00 y el accidente se produjo a la 1.30.Los tres hombres han sido considerados culpables de homicidio y de heridas involuntarias, y se les ha prohibido que ejerzan su profesión durante los próximos cinco años en Francia, España y, muy probablemente, en el resto de países de la Unión Europea. A Monllor y Picó se les multa por hasta ocho conceptos distintos, todos dentro de las infracciones del código laboral. Al chófer se le ha retirado el permiso de conducir por un período de tres años y se le multa por "exceso de velocidad".

El testimonio de algunos pasajeros, así como el de otros vehículos que adelantaron o fueron adelantados por el autocar, ha probado para los jueces el imprudente cansancio de Salvador Sánchez. "Iba dando cabezadas" ha dicho un testigo, mientras otro se refería a "la brusquedad de sus frenazos y trayectorias sincopadas".

Los expertos se han referido sobre todo a las múltiples infracciones propiciadas por los autocares Monllor que, en sólo dos meses de aquel verano acumularon 524 irregularidades: no respetaban las horas de conducción, denegaban días de descanso, manipulaban los vehículos, etcétera.

Los condenados tienen ahora un plazo de10 días para decidir si presentan recurso de acuerdo con la tesis sostenida por sus defensores, que han intentado responsabilizar de la tragedia al camión que provocó que el autocar se saliese de su trayectoria y volcase. La pena ha sido superior a la solicitada por el fiscal que, a pesar de culpar al chófer de dormirse al volante, pidió 18 meses de cárcel, la mitad en firme.

El accidente se produjo hacia las 1.30 horas de la madrugada del 10 de julio de 1995. El autobús, al que le faltaban 250 kilómetros para llegar al área de servicio de La Jonquera, donde el conductor debía ser reemplazado por un compañero, circulaba detrás de un camión. Según los testigos, se aproximó demasiado y, cuando el conductor se dio cuenta ya no tuvo tiempo de esquivarlo. El chófer intentó un volantazo, pero no pudo evitar que la parte derecha del autobús colisionara con el lado izquierdo del camión.

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La fuerza del impacto despidió al autobús de dos pisos contra la mediana de la A-9, que lo hizo volcar sobre su lateral izquierdo. Los pivotes que sujetaban la valla se incrustaron en ese lado, a la altura en la que viajaban los pasajeros. Hubo 22 muertos -11 de ellos españoles-, muchos de ellos terriblemente mutilados. Tanto, que tres días después del accidente, todavía quedaban dos cadáveres por identificar. También hubo 32 heridos de diferente consideración.

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