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COMPETICIONES EUROPEAS LIGA DE CAMPEONES

El Madrid cae con orden pero sin estilo

El equipo de Toshack sale derrotado al contraataque por el Dinamo de Kiev en cuartos de final

Luis Gómez

El Madrid perdió el argumento europeo, el sostén que ha permitido a este equipo sobrevivir entre tanta turbulencia durante 30 meses. El Madrid terminó su mandato en Kiev sin saber exactamente qué es lo que ha pasado en el último año, sin poder disfrutar plenamente del título europeo y sin explicarse del todo cómo pudo ayer ser eliminado por un equipo aparentemente menos dotado. Esta plantilla cierra un ciclo estadísticamente impecable, pero deja el podio de Europa sin haber podido marcar un estilo. Ayer, el Madrid dibujó un enésimo planteamiento: quiso ser un equipo ordenado y trabajador. Jugó con un guión bajo el brazo, pero se le olvidó leer el partido. Tapó sus defectos y olvidó sus virtudes, tuvo un sistema pero le faltó pegada. Se marchó de Kiev digno, pero desconcertado, con más interrogantes que respuestas.El Madrid tuvo medio tiempo para ahuyentar ciertos fantasmas. No hacía el frío previsto, no apareció el viento, el campo presentó un aspecto decoroso y, sobre todo, el Dinamo no daba la sensación de ser un equipo convincente, seguro de sus fuerzas, dispuesto a sentenciar la eliminatoria. Los primeros movimientos delataron su carácter temeroso y especulativo, su descarada intención de rentabilizar el marcador del Bernabéu, su predisposición a no mover ficha. El Dinamo pareció poner todo su capital en manos de Shevchenko. Hablar de contraataque en esos términos parecería excesivo: Shevchenko tenía la complicada misión de vérselas con toda la defensa del Madrid, una defensa puesta a menudo en entredicho que, desde ayer, añade otra mancha a su expediente. Lo mismo dan tres centrales que cuatro en línea, blindarla con doble pivote que adelantar su posición unos metros: esa defensa madura con el tiempo; un chollo para tipos como Shevchenko.

DINAMO DE KIEV 2

REAL MADRID 0Dinamo de Kiev: Shovkovski; Luzhny, Holovko, Vaschuk, Kaladze; Kossovski (Yaskhin, m, 86), Husin, Khatskevitch, Kardash (Belkevich, m.46); Shevchenko y Rebrov. Real Madrid: Illgner; Panucci, Hierro, Iván Campo, Roberto Carlos; Sanchis (Guti, m.70), Redondo; Seedorf (Suker, m.65), Raúl, Jarni (m,80); y Morientes. Goles: 1-0. M.63. Penalti de Illgner a Shevchenko que transforma el propio jugador. 2-0. M.79. Rebrov levanta el balón por encima de la defensa y Shevchenko marca. Árbitro: Anders Frisk (Suecia). Mostró tarjeta amarilla a Jarni, Illgner, Hierro y Redondo. Olímpico de Kiev. Lleno. 82.000 espectadores.

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En esas condiciones, la prudencia de Toshack pudo parecer desproporcionada. Seguramente esperaba plantear batalla en el centro del campo y a esa dedicación dispuso hasta cinco jugadores si era preciso. En pocos minutos, se pudo comprobar, sin embargo, que el Dinamo estaba dispuesto a ceder todo el terreno y buena parte de la iniciativa. El Madrid apuntó sus primeras aproximaciones al área, pero se encontró mermado de efectivos. Seedorf tenía poco trabajo, Jarni se encontraba cómodo donde le habían puesto y Raúl esperaba entre líneas con mucho espacio por delante. La obsesión por mantener la disciplina impidió sacar provecho de tal ventaja. Nadie pareció darse cuenta de que el Dinamo estaba asumiendo un riesgo evidente dada la escasa movilidad de su defensa para el repliegue. Cada jugador madridista quiso estar en su sitio. Por una vez, por última vez en Europa. Hubo exceso de orden y faltó capacidad de lectura, tanta disciplina como ausencia de iniciativa, tanto trabajo como falta de ambición. Ayer siguieron el libreto, pero no les condujo a la victoria. El equipo se diluyó con orden. Curiosa paradoja: cayó eliminado disciplinadamente.

Una jugada aislada desmontó todo el andamiaje. Las buenas maneras de Redondo en el centro del campo quedaron en fuego de artificio, los seis córneres de la primera parte resultaron inútiles, los cuatro lanzamientos a puerta fueron un espejismo. Pasado un cuarto de hora de la reanudación, el Dinamo no había ni tirado a puerta ni sacado un maldito córner. Pero tenía a Shevchenko, sin libreto, libre para pensar. Un balón largo fue la señal y Shevchenko no lo desaprovechó: la defensa se rompió por la mitad, el doble pivote quedó en entredicho. Shevchenko entró por el centro como una bala, decidido, con espacio por delante.

De ahí al final, media hora de nada. El Madrid no tuvo carácter, perdió posiciones, acusó el golpe, sacó hombres al terreno de juego para mantener el dibujo táctico. El Madrid perdió con orden, pero todavía debe estar preguntándose qué es lo que pasó ayer en Kiev. Ahora querían disciplina y la tuvieron. Les sirvió para vestir decorosamente su eliminación: sí, ayer no hubo un culpable. Lo fueron todos.

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