Arranca en pruebas el nuevo tranvía de Alicante
Se inauguró con los honores que merece la puesta en marcha de un nuevo transporte público, como si la ciudad de Alicante y su entorno metropolitano tuvieran ya una red para transportar en tranvía a los viajeros. En realidad, lo que ayer se presentó es una experiencia piloto, una prueba que medirá la viabilidad de extender por la ciudad este sistema de transporte rápido, barato y ecológico. La prueba cuesta 260 millones de pesetas, que han sido aportados por empresas privadas. El primer vagón, prestado por la multinacional Siemens, arrancó pasadas las once de la mañana de ayer. En el interior del vehículo, una retahíla interminable de cargos públicos, encabezados por el consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes, José Ramón García Antón, buscaron acomodo para no perderse el primer recorrido: los 3.500 metros que separan la céntrica Plaza del Mar y L"Albufereta. En el exterior, el bloque de izquierdas en el Ayuntamiento de Alicante lanzó duras críticas al proyecto y a lo que calificó de "descortesía del PP" por no invitar a sus representantes al acto. El candidato socialista a la alcaldía, José Antonio Pina, y el edil de Nova Esquerra Pablo Rosser tacharon de "electoralista" esta experiencia, y destaparon una serie de irregularidades en las obras que "podrían convertirlas en nulas de pleno derecho". El tranvía se ha puesto en marcha sin disponer del preceptivo informe de tráfico, denunciaron los portavoces de la oposición municipal. El concejal de Esquerra Unida José Luis Romero, por otra parte, consideró "un disparate" la creación de una nueva barrera entre la ciudad y el mar.
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