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COPA DE LA UEFA CUARTOS DE FINAL

El Atlético transmite en Roma su inquietud

Los rojiblancos pretenden enterrar su fatalismo reciente, pero se les nota demasiado tensos

El Atlético intenta reducir su universo al encuentro de esta noche. Ésa es su terapia: lograr que la cabeza de sus futbolistas no procese más información que la propia del partido, ignorar la cadena de noticias negativas que daña a diario la conciencia de los rojiblancos. Que no haya un antes a la vuelta de los cuartos de final de la Copa de la UEFA (21.30, Vía Digital), ni siquiera la ventaja con doble filo de la ida (2-1). Sobre todo que nadie repare en la terrorífica crisis de resultados del equipo, en su depresión anímica, en las recientes lagunas de concentración de la mayoría, en la falta de actitud de algunos, en el cansancio general, en la soledad de José Mari en punta, en las barreras de dos hombres, en los goles en propia meta, en las lesiones, en la falta de recursos ofensivos, en la vulnerabilidad defensiva... Y que tampoco exista un después a la cita en el Olímpico, que ninguno de los protagonistas se impresione por las posibles consecuencias del desenlace.. Ayer, sin embargo, 24 horas antes del choque, pese a los propósitos de aislamiento mental, pese a la suavidad de sus declaraciones,el Atlético transmitía preocupación, tensión, miedo. Carlos Aguiar, el entrenador, se agarraba a la evidencia de que "en partidos de este tipo la motivación prácticamente no hay que trabajarla, llega sola", pero tratándose del Atlético actual, al menos visto desde fuera, la cuestión no parece tan sencilla. Tienen los rojiblancos el ánimo cogido con alfileres, demasiado expuesto a derrumbarse al primer contratiempo. Jugadores, técnicos y directivos lo saben. Y por eso ayer, en el aeropuerto de Roma, a la hora de localizar las claves del encuentro señalaban más hacia cuestiones psicológicas, de cabeza, que futbolísticas. "El equipo debe meterse en el partido con tanta intensidad como el rival", advertía Aguiar como cuestión capital. "El secreto está en jugar concentrados los 90 minutos", señalaba Molina, "a tope. No es sencillo, porque cuando un equipo no se encuentra bien todo es más difícil. Pero aquí estamos para cambiar nuestra racha". "Si nos ponemos a pensar en qué puede pasar si nos eliminan estamos perdidos", añadía José Mari.El plan táctico, que lo hay, es menos inquietante. Se trata de repetir el planteamiento de la ida, que fue certero para bloquear las virtudes del Roma y explotar sus puntos débiles. Tiene el equipo italiano un ataque temible, sobre todo por las entradas masivas por banda y el juego eléctrico y venenoso de Totti en la media punta. Para colmo, Delvecchio, que andaba en baja forma, el pasado sábado se reencontró con el gol -dos le hizo al Bolonia-. Pero también padece el Roma unas lagunas defensivas terribles, sobre todo por el centro.

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El Atlético intentará jugar muy junto y replegado, agresivo en la presión y decidido en el contragolpe. Jugovic y Baraja, el doble pivote del centro del campo, no dispondrán de mucha licencia para subir, pero sí, respetando el pertinente equilibrio, los interiores (Roberto y Serena) y los laterales (Aguilera y Toni).Los madrileños están convencidos de que para pasar necesitan hacer algún gol. Y por eso no se limitarán a custodiar el resultado.

"El 2-1 no es suficiente ante un equipo con tanto potencial ofensivo. Tenemos que marcar", dejó claro el entrenador del Atlético, que nuevamente deberá encomendarse a José Mari. Tendrá que rezar para que el sevillano no reviente y prolongue una jornada más su estado de gol actual. Probablemente de eso dependa su continuidad en el cargo. "Sinceramente, ni me preocupa. Ahora mismo eso es secundario", contestó Aguiar sobre el particular. La alarma, en cualquier caso, está encendida.

Roma: Chimenti; Cafú, Zago, Aldair, Wome; Tommasi, Di Biagio, Di Francesco; Paulo Sergio, Delvecchio y Totti.

Atlético: Molina; Aguilera, Santi, Chamot, Toni; Roberto, Jugovic, Baraja, Serena; Juninho; y José Mari.

Árbitro: Van der Ende (Holanda).

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