Borrell desea culminar el 'cambio del cambio' que no logró González
Los socialistas aún tienen, en opinión del candidato José Borrell, la asignatura pendiente de realizar el cambio del cambio que prometió Felipe González tras su inesperado triunfo electoral de 1993 y que, según el actual líder del PSOE, nunca pudo cumplir. "Ahora hay una buena ocasión, una ocasión renovada", afirmó ayer Borrell durante un mitin celebrado en Lugo. Para esa misión, el candidato a la Presidencia del Gobierno reclamó el apoyo de todos los militantes, porque las circunstancias son ahora distintas. "Ya no tendremos un gran líder que nos exima de pensar por nuestras propias mentes, ahora vosotros tenéis que ser el liderazgo".
Poco a poco, Borrell ha ido arrumbando las pullas al PP por los casos de presunta corrupción que han aflorado en las últimas semanas para centrarse en las cuestiones sociales, su campo de juego favorito. Ayer, tanto en Ourense como en Lugo, donde concluyó su gira por Galicia, el líder socialista midió mucho sus ataques y ni siquiera trató de sacar provecho de la ocasión que le brindaba el encontrarse en dos provincias donde menudean las denuncias por presuntas prácticas de nepotismo del PP.Con todo, Borrell defendió su derecho a criticar las irregularidades cometidas por militantes del partido del Gobierno, aunque José María Aznar le mande callar aludiendo a la corrupción socialista. "A mí no me han procesado por prevaricación a ningún alto cargo que estuvo a mis órdenes, como le ocurrió a Aznar, ni ningún constructor ha declarado ante un juez que me entregó dinero", afirmó Borrell en referencia al ex consejero de Economía de la Junta de Castilla y León, Miguel Pérez Villar, y al denominado caso Zamora.
Ante medio millar de personas que atestaban el salón de actos de un instituto de Lugo -un adolescente incluso sufrió una lipotimia-, el candidato del PSOE se esforzó por combinar la reivindicación de los logros de la etapa de Gobierno socialista con el mensaje de que ha comenzado una nueva era y los socialistas tienen que renovar sus discursos.
Los trece años de Felipe González constituyeron, según Borrell, "la primera gran revolución pacífica de la historia de España", y el PSOE puede enorgullecerse de haber sido "el artífice de la construcción europea", por contraste con Aznar "que se pasea por Bruselas con el complejo de la sombra de Felipe, que dejó allí un gran recuerdo".
Autocrítica por los errores
Ahora bien, los socialistas no pueden vivir "en la nostalgia" de lo que fueron, entre otras razones, según Borrell, porque ya no existe un liderazgo personal como el de antes. El reto del PSOE, dijo su candidato a la Presidencia del Gobierno, es realizar "el cambio del cambio que no se pudo hacer en el 93". Eso requiere autocrítica por los errores cometidos, los comportamientos corruptos en primer lugar, aunque también otros aspectos de la política social. "Nosotros autorizamos las empresas de trabajo temporal sin saber que iban a suponer un paso atrás en el tiempo,una vuelta a las condiciones de explotación del siglo XIX. Pero también sabemos corregir, y el PP no ha tenido más remedio que aprobar un proyecto de ley de los socialistas para que los empleados por las ETT cobren el mismo sueldo que el vigente en las empresas en las que van a trabajar".En Galicia, Borrell se encontró con un viejo amigo, el secretario general del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, que fue colaborador suyo en el Ministerio de Obras Públicas, y con un partido que vive una situación muy delicada tras su descalabro en las elecciones autonómicas de 1997, en las que el BNG sobrepasó a los socialistas.
El nuevo liderazgo de Pérez Touriño no ha logrado evitar las divisiones internas, y la visita del Borrell ha coincidido con las declaraciones desafiantes del anterior secretario general y alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, quien no acepta el nuevo código de incompatibilidades aprobado recientemente por el partido.
El candidato a la presidencia del Gobierno evitó cuidadosamente inmiscuirse en los asuntos internos del PSdeG y ayer incluso sostuvo en Ourense que en Galicia no había visto una "situación diferente" a la que viven los socialistas de otras comunidades. Tampoco quiso pronunciarse sobre posible pactos con el BNG tras las municipales y aunque atacó a su líder, Xosé Manuel Beiras, por haber dicho que las últimas redadas contra ETA son una "provocación", matizó que él no quiere formar parte de "ninguna cruzada contra el nacionalismo".
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