Platón, modelo de la crisis

José Ramón Arana tiene mucho de Platón, no sólo por estar entre Sócrates y Aristóteles sino por ser, "el ateniense, una pila energética, además de una encrucijada permanente" y, sobre todo, por su devoción hacia los temas urbanístico-políticos, y por su amor a la lírica y la literatura: "Platón es uno de los grandes escritores de la cultura occidental". También siente admiración por la concepción amplia del pensamiento de Platón y por el hecho de que sea "una especie de síntesis de nuestra cultura y paradigma de la crisis del pensamiento occidental". Arana asegura que él ha escrito poco y sin embargo el año pasado la Universidad del País Vasco le publicó una obra única en el mundo sobre Platón, para la que ha estado trabajando durante siete años y por la que vivió durante un año en Alemania. Su título: Platón. Doctrinas no escritas. Antología. Sorprende esta admiración por Platón, que le deslumbra. Y él se explica: "La lectura de Platón tiene tres intereses. Uno, que es un escritor magistral, independientemente de que sea o no filósofo... Las obras de juventud son, digamos, las de un maestro de ceremonias literario... A medida que lees vas metiéndote, encerrándote gustoso en su contenido. Hay otro aspecto quizá más erudito: ha sido uno de los filósofos que ha marcado la historia occidental. Es decir, los grandes temas de la filosofía europea han dado vueltas y vueltas a lo que dijo o no dijo Platón. El cristianismo, con toda su influencia, se organizó, por los menos hasta el siglo XII o XIII, en torno a criterios platónicos. Además, la cultura occidental, desde Aristóteles a Nietzsche -salvo quizá Hegel- no se ha cansado de insistir en Platón como pensador de la separación y del doble mundo. Y luego hay un tercer aspecto y es que, hoy día, cuando se habla de la crisis de la cultura europea se suele ver en Platón algo así como el resumen de esa crisis". La ciudad platónica Hay otra actividad de Platón que gusta mucho a José Ramón Arana y es la urbanista. "Diseñó varias ciudades centrando toda su atención en las necesidades de los ciudadanos. Así, la forma del espacio urbano debe estar en función de esas necesidades económicas, sociales, morales... Sostiene que la ciudad debe abastecerse con sus propios productos, lo cual obligaba a la existencia múltiple de tierras diferentes con todo tipo de plantaciones. Era también ciudad cerrada en el número de sectores (12) y hasta de haciendas: 5.040, porque es el número que mayores divisores tiene, e incluso enumera los magistrados y hasta los invitados que deben acudir a una boda. En Platón, la aritmética fue prioritaria a la geometría, y prefería lo horizontal a lo vertical; lo subterráneo a lo elevado. Y en cuanto a las leyes (su gran designio: mejorar a las personas) que han de regir en la ciudad, deben realizarse, legislarse, no para la ciudad ideal pura sino para la siguiente mejor posible".