Duke, equipo favorito en el torneo de la NCAA
Se le conoce como el gran baile de marzo: 64 equipos universitarios que luchan desde ayer a vida o muerte por el título nacional de baloncesto en EE UU (NCAA). Durante tres semanas, no hay lugar para segundas oportunidades. Quien gana, pasa a la siguiente ronda. Y así, frenéticamente, hasta la final, que este año se disputará el día 29 en Saint Petesburg (Florida) y que cuenta con un favorito unánime: Duke.Junto a Kentucky, Duke es el equipo de los noventa. Después de los gloriosos años de Grant Hill, Christian Laettner y Bobby Hurley, los Blue Devils pasaron dos años díficiles. Mike Krzyzewski, su famosísmo entrenador, se retiró durante un año a causa de la tensión acumulada. Se dudó de su vuelta. Más que eso. Se dijo que Krzyzewski nunca sería el mismo. Pero volvió, reclutó una camada fabulosa de jóvenes y, en dos años, ha devuelto a Duke a la cima del baloncesto universitario. Con el gran Elton Brand, un alero-pivote que ha sido designado mejor jugador del año, Duke ha ganado 32 partidos y sólo ha perdido uno, frente a Cincinatti. Pero aquella derrota quedó olvidada por una arrolladora serie de victorias. El margen medio de puntos sobre sus rivales ha sido de 26,3, una cifra que explica la supremacía de un equipo completísimo: Brand y Shane Battier dominan el juego interior, con la ayuda del atlético Carrawell. En la dirección, William Avery ha mostrado madurez y puntería, lo mismo que Trajan Langdon, el único jugador del equipo que termina su ciclo universitario. Y como sexto hombre, Corey Maggette, una futura estrella del baloncesto.
La superioridad de Duke parece incontestable, pero si algo distingue al torneo de la NCAA es su carácter para lo insospechado. Las sorpresas son constantes. De ahí la leyenda de marzo, donde nadie se siente a salvo de lo imprevisto.
Junto a Duke, los tres cabezas de serie restantes son Michigan State, con el fenomenal base Mateen Cleaves; Connecticut, que cuenta con el base Jalid el Amin y el elegantísimo Richard Hamilton; y Auburn, la gran sorpresa de la temporada gracias a la contribución de Chris Porter.
Pero, como siempre, no conviene descartar a los clásicos. Kentucky, campeón actual, tiene un sólido grupo de veteranos. Utah descansa en el base André Miller y en el finlandés Hanno Mottola. Stanford mantiene los jugadores básicos que le llevaron a las semifinales el pasado año. Pero, en principio, Duke es el favorito sin discusión.
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