Catálogo de desacuerdos
El homenaje ha concentrado todo la distancia irreconciliable que separa a la directiva del Barça del holandés. Este es un catálogo de desacuerdos:
El litigio del homenaje.
Cruyff fue destituído el 18 de mayo de 1996, a dos partidos para finalizar su octava temporada como entrenador del Barça. Tras su despido, Cruyff reinvidicó que en su contrato se establecía la celebración de dos partidos de homenaje si cumplía la premisa de no fichar por otro club en los dos años posteriores a su marcha. La directiva siempre negó este extremo y condicionó el homenaje a que Cruyff anunciara su retirada definitiva. Cumplidos los dos años, el holandés reclamó lo estipulado en el contrato y amenazó con recurrir a los tribunales. La directiva cedió. El segundo partido del homenaje será un Ajax-Barça en abril.
Un triangular.
Cruyff exigía un triangular en su homenaje, en lugar de un partido único como ha impuesto el club. El deseo del ex técnico era de que los miembros del Dream Team formaran parte de un tres en uno que les enfrentará al Barça y a una selección de la FIFA.
Dilema con los jugadores.
Cruyff criticó a la directiva por no haberle permitido disponer en su homenaje de jugadores como Guardiola, Nadal, Busquets, Sergi o Celades o los hermanos Óscar y Roger, que llegaron de su mano al primer equipo. "No me dejan ningún jugador para que actúe, aunque fueran sólo 10 minutos con el Dream Team. Es una pena", dijo. Además de Hesp y Arnau, Van Gaal ha convocado a Busquets, pese a que no tiene ni dorsal. "Es la primera vez en 27 años que veo como alguien convoca a tres guardametas", dijo ayer con ironía Cruyff.
El escudo y la vestimenta.
La directiva ha impedido que el Dream Team se vista hoy con la indumentaria oficial del club. "El primer equipo no se puede ceder ni dividir. Los colores y símbolos del Barcelona no se pueden enfrentar al Barça", señalaron fuentes del club. Cruyff ha optado por utilizar camisetas de color naranja similares a las que vistió en la final de Wembley en 1992, cuando le dio al Barça la única Copa de Europa de sus vitrinas. Las camisetas lucirán un escudo especial, con la misma silueta del escudo del Barça, pero con un interior diferente.
La guerra de las entradas.
La gestión de las entradas ha sido otro punto de desacuerdo. Mientras Cruyff pretendía el control de las localidades, el club se considera titular del acontecimiento alegando que no ha dejado, sino cedido, el estadio y el equipo. Cruyff amenazó con recurrir a la justicia. El Barça sostiene que todas las localidades están vendidas mientras Cruyff sospecha que ha retenido 15.000. "Si veo mañana (por hoy) asientos vacíos, esta junta no tendrá perdón", dijo ayer.
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