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Una de cada tres vizcaínas maltratadas en el hogar busca ayuda psicológica

Naiara Galarraga Gortázar

"Las agresiones que salen a la luz son la punta del iceberg de un problema que subyace en la sociedad actual", recordó ayer la diputada vizcaína de Acción Social, Inmaculada Loroño. La diputada precisó que en esta provincia se calcula sólo un tercio de las víctimas busca ayuda psicológica. Durante el año pasado, 145 víctimas (mujeres y niños) de malos tratos domésticos y agresiones sexuales y 14 agresores fueron atendidos gracias a un programa de la Diputación de Vizcaya específico para estas personas.

En coincidencia con el Día de la Mujer Trabajadora, Loroño presentó ayer los resultados del programa creado en 1992 para "intentar erradicar el maltrato y prevenir que se reproduzca". Fue hace tres años, en 1996, cuando la atención se amplió a los agresores. Ordizia y Bilbao fueron escenarios de sendas agresiones el pasado fin de semana hechas públicas ayer. F.M.P., de 57 años, fue detenido en la localidad guipuzcoana el domingo y R.F.S. en Bilbao el sábado, ambos por amenazar supuestamente con un cuchillo a su esposa, el primero, y a su suegra, el segundo. La mayor parte de las personas atendidas durante el año pasado por la Diputación de Vizcaya acudía por primera vez en busca de ayuda. Entre estos nuevos casos, hubo 62 mujeres y 10 menores maltratados, 13 mujeres agredidas sexualmente y diez hombres maltratadores. Las cifras de mujeres víctimas de violencia en sus hogares y agresiones sexuales en 1998 son "ligeramente inferiores" a las del año anterior. De todos modos, Loroño insistió en que bajo estos datos se esconde un enorme volumen de agresiones. La diputada de Vizcaya de Acción Social animó a las víctimas a denunciar los hechos. Les recordó que, desde el pasado agosto, además de acudir en horario laboral a las oficinas forales de atención social pueden contactar con profesionales durante las 24 horas del día mediante la Ertzaintza después de haber puesto una denuncia. Diez años hasta denunciar Decidirse a dar el paso -denunciar los malos tratos y buscar ayuda- suele llevar a la mayoría de las víctimas (57%) más de una década. El motivo, además del miedo a un agresor que en el 90% de los casos es el marido o compañero, suele ser el deterioro y la pérdida de autoestima de la mujer, quien llega incluso a sentirse culpable de la situación, explicó la diputada. El tratamiento psicológico a las víctimas suele durar entre dos y cuatro meses. Unas 900 mujeres han recibido atención psicológica desde 1992. Entre los menores atendidos en 1998 por los servicios forales, una veintena fue víctima de agresiones físicas (incluidas sexuales) o psicológicas. También hubo cinco casos de niños que habían agredido a otros chavales. Loroño subrayó la necesidad de tratar a estos menores que "se están convirtiendo en agresores en potencia" porque, normalmente, han presenciado malos tratos en sus casas desde la más tierna infancia y, por tanto, la violencia es algo normal en sus vidas. Loroño explicó que el tratamiento a los agresores pretende la desaparición del maltrato y, si es posible, restablecer la convivencia con la víctima. Cuando la pareja se separa, el tratamiento busca que el hombre no acuse a su ex compañera. Tres de los diez hombres que pidieron ayuda a la Diputación abandonaron el programa. El 20% del medio centenar de hombres atendidos no culminó el tratamiento, explicó la responsable de Acción Social. El programa de atención psicológica a víctimas y agresores tiene un presupuesto de 20 millones para este año.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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