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Cruyff afirma que su homenaje es el partido del centenario del Barça

Àngels Piñol

Placas, obsequios, honores. Barcelona está agasajando en las últimas horas a Johan Cruyff, quien mañana vivirá su partido de homenaje en un triangular entre el Dream team, una selección de la FIFA y el Barça. El Camp Nou registrará un lleno absoluto. "Parece el partido del centenario", dijo Cruyff. El homenaje ha resucitado todas las diferencias que mantiene con el presidente Núñez y constatado el universo que le separa de Louis van Gaal, quien no ha anunciado aún si se sentará en el banquillo.

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Junto a las de Miguel Induráin, Cruyff estampó ayer, simbólicamente, sus huellas en la plaza de los Campeones de la Villa Olímpica de Barcelona. La placa, de bronce, de 25 kilos de peso, estaba ya hecha desde hace días y ya descansa en el suelo. "Esto es un lujo. El homenaje ha generado muchos actos. Barcelona ya me ha dedicado algo. Pero aquí tengo mi casa, muchos hijos y parte de mi vida", dijo el técnico, rodeado de cámaras y micrófonos y un pequeño grupo de vecinos en busca del autógrafo.Tras agotar las 98.000 entradas a la venta en tiempo récord -hubo largas colas en las taquillas y en los cajeros automáticos que expenden entradas-, el homenaje a Cruyff ha acabado por eclipsar la vida del Barça. El pasado y la memoria ha irrumpido con fuerza en el Camp Nou -hoy mismo jugadores del Dream team harán un rondo- y también la guerra entre el presidente Núñez y el holandés, quejoso por no poder dirigir ni unos minutos en su equipo a ningún jugador de la plantilla actual, ni utilizar los colores ni el escudo del Barça. Núñez acusó el domingo a Cruyff de falta de elegancia por "despotricar" estos días contra la directiva y aseguró que el club nunca prohibió nada. La paz parece imposible. Tiempo ha faltado para que ambos se tildaran de mentirosos. "No puedo aceptarlo igual que no lo toleré hace tres años cuando me despidió", afirmó el holandés. "Pero lo que más me gusta es que esto es un partido entre barcelonistas salvo dos o tres excepciones. Parece el partido del centenario. Está el equipo de antes, el de ahora y el público. Debe ser una fiesta".

Nada indica que Núñez y Cruyff se lleguen a estrechar la mano -"¿Cómo se puede hacer algo así si no se mantiene un mínimo respeto?"- y queda la duda de qué papel jugará Van Gaal: si delegará el banquillo el día del homenaje en su auxiliar José Mourinho, como hace en los amistosos, o si se sentará como hizo en el partido contra la droga. "No me interesa. Van Gaal no tiene nada que ver con el Dream team. Me preocupa más que Guardiola, Busquets y compañía jueguen con nosotros 15 minutos", dijo Cruyff. "Ellos están mucho más cerca de mí que Van Gaal. Mi única relación con él es que yo fui técnico del Barça y ahora lo es él".

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