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CULTURAEL GASTO FUE DE 45 MILLONES

Grisolía no consigue reducir las compensaciones del CVC por asistir a comisiones

Ferran Bono

Uno de los propósitos expresados por el presidente del Consell Valencià de Cultura (CVC), Santiago Grisolía, es racionalizar la asistencia y los gastos de indemnización de los miembros del organismo por su participación en las comisiones organizadas en su seno. Pero el pleno de ayer aprobó la creación de una nueva comisión (de Publicaciones) y la transformación de la del Museo Marítimo en ponencia, que también será remunerada.

La liquidación de 1998 y el presupuesto para este año formaban parte del orden del día del pleno de ayer, pero finalmente la aprobación de los dos documentos se aplazó para el próximo pleno por enfermedad del responsable de esta cuestión del CVC. La propuesta de presupuesto en concepto de indemización para 1999, a repartir entre los 21 miembros del consejo, es de 46 millones de pesetas. El reparto de este dinero está en función de la participación en las diversas comisiones (en la actualidad, siete, y una ponencia). En principio y a falta aún de nueva consulta reglamentaria, un consejero puede integrar un máximo de tres comisiones, además de la de gobierno. Las comisiones suelen reunirse una vez al mes y la indemnización por asistir a una de ellas ronda las 40.000 pesetas. En el pasado año, el gasto en reuniones y comisiones ascendió a 45 millones. Los consejeros que participaron en mayor número de comisiones -a excepción de la de gobierno- y por tanto, recibieron más remuneraciones en 1998 fueron: Joaquín Calomarde (tres), Manuel Muñoz (tres), Ramón de Soto (tres), Luis Prades (tres), y Ricardo Bellveser (tres), todos ellos nombrados a propuesta del PP; José Boronat (tres), por UV; y Manuel Sanchis Guarner (tres) y José María Morera (tres, si bien ha renunciado a indemnizaciones), por el PSPV; y Carmen Morenilla (tres), por EU. Las elevadas retribuciones de algunos consejeros por participar en diversas comisiones han suscitado polémica desde hace años, como en el caso del ex consejero Juan Ferrando Badia. El consejero Manuel Bas Carbonell fue franco en la reunión de ayer y se mostró favorable a que los miembros del CVC reciban remuneraciones por el trabajo realizado, como contempla el reglamento. El control de este gasto, por tanto, recae en los propios consejeros, lo que se puede constituir en un problema. Grisolía lleva tiempo intentando reducir los miembros de las comisiones. En el pleno de ayer se decidió que uno de los once componentes de la comisión de Promoción Cultural -la más numerosa- tendrá que renunciar, o bien por votación se le destituirá. En el pleno también se abordó la creación de dos comisiones nuevas: una de relaciones con las Cortes, promovida por Calomarde, y otra de seguimiento del pacto lingüístico, auspiciada por Sanchis Guarner. Al final ninguna prosperó. Calomarde retiró su propuesta y se sumó al sentir general de que sea Grisolía quien represente al CVC frente a las Cortes. Sanchis insistió en la necesidad de "velar" por el pacto, aunque también desistió en su defensa de formar una comisión específica. Sí se aprobó la creación de la comisión de Publicaciones reclamada desde hace unos meses para coordinar esta importante labor del CVC. Además el pleno decidió por mayoría transformar la comisión que promueve el Museo Marítimo en un ponencia dependiente de la Comisión de Promoción Cultural. Ponencia, cuyos trabajos también serán remunerados. El CVC también estudiará un futuro logotipo.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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