Juicio a cuatro guardias civiles acusados de torturar a un detenido por robo
Cuatro guardias civiles se sientan desde ayer en el banquillo de la Audiencia de Bilbao, acusados de supuestas torturas y falsificación en documento público. Los hechos juzgados se remontan a 1985. El juicio se suspendió en una ocasión, por la ausencia del denunciante, y ayer el tribunal tuvo que citar de nuevo a uno de los testigos que no compareció. El fiscal tan sólo acusa a uno de los agentes, para quien solicita siete años de prisión por falsificación, mientras que la acusación particular pide 42 años de cárcel para los cuatro acusados.
Los hechos se produjeron el 1 de septiembre de 1985 en Cruces (Baracaldo). Sobre las cuatro de la madrugada, agentes de la Guardia Civil, adscritos a la 512ª comandancia con sede en Bilbao, interceptaron un vehiculo, propiedad del denunciante, Joaquín Díez Ratón, quien fue detenido junto a otras dos personas, una de ellas ya fallecida. Según el relato de los agentes, el arresto se realizó ante la sospecha de que las tres personas estaban implicadas en diferentes robos ocurridos en fechas anteriores. Durante el registro del vehiculo se localizaron varias armas: una escopeta con los cañones recortados bajo un asiento y una pistola de avancarga bajo una cazadora. Uno de los agentes noto un ruido extraño al cerrar la puerta, "un toc-toc metálico", según palabras textuales, y tras desmontar el panel se localizó otra pistola, además de varios pasamontañas escondidos entre el cuadro de mandos del coche "que se encontraba desencajado". El denunciante y propietario del vehiculo aseguró durante el juicio que no tenía conocimiento de la existencia de tales armas y afirmó que el coche también era utilizado por otro de los detenidos, el ya fallecido. Díez Ratón aseguró que los agentes "no se identificaron", no le leyeron sus derechos y le pusieron una capucha en la cabeza. Después le llevaron "a un monte" donde recibió "golpes y puñetazos por todo el cuerpo" mientras le preguntaban dónde tenía los objetos robados. Los malos tratos, prosiguió, se repitieron en el cuartel de La Salve. Miedo Durante la vista aseguró que no podía reconocer a los agentes que le agredieron porque "ha pasado mucho tiempo", pero precisó que siente miedo cuando ve "a un guardia civil y mas miedo a las represalias". El escrito de la acusación asegura que a las 48 horas de la detención el denunciante presentaba "lesiones en el pecho y en una ceja", pero Díez Ratón sólo fue capaz de recordar "un hematoma en el pecho". Sí que reconoció ante el tribunal haber sufrido oligofrenia, aunque esta enfermedad no se manifestó durante los tres días de arresto. Los cuatro agentes negaron las acusaciones y afirmaron que los arrestados fueron trasladados directamente al cuartel de La Salve sin ir encapuchados, se les leyeron sus derechos y no les infligieron malos tratos. La ex esposa de Díez Ratón, citada como testigo, no fue capaz de recordar si entregó dos armas más a los agentes durante el registro posterior del domicilio familiar ni si su marido le había contado que sufrió malos tratos. Otro de los detenidos sí aseguró haber sufrido torturas, aunque no las denunció en su día "por razones que sólo yo conozco", según afirmó ayer. El delito de falsificación se concreta en uno de los agentes, según el fiscal, y en dos para la acusación particular, por figurar uno de los guardias civiles como secretario de las actas de registro de dos viviendas que se produjeron a la misma hora y ser falsa la firma de un testigo de estos registros. El agente afirmó que todo era "un error" y el testigo ratificó la falsificación de su firma. El juicio continuará hoy.
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