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Una explosión de gas natural causa 38 heridos en un bloque de viviendas de Usera

Una terrible explosión de gas natural sacudió a las 15.50 de ayer el número 25 de la calle de Carabelos, en el barrio de San Fermín (distrito de Usera). El estallido, originado supuestamente por la acumulación de gas en una cocina de la tercera planta, causó 38 heridos (10 fueron hospitalizados, dos en estado grave; y el resto recibió el alta en el mismo lugar del siniestro) y obligó a los servicios sanitarios a atender a otros 14 vecinos por crisis nerviosas.Ocho de los diez hospitalizados presentaban cortes por cascotes y cristales en sus cuerpos, y los médicos esperaban darles el alta hoy. El estado de los otros dos eran bastante más delicado: uno sufría heridas por aplastamiento y el otro tenía quemaduras en el 10% de su cuerpo.

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La onda expansiva causó, además, numerosos daños materiales: 30 coches y 8 tiendas quedaron destrozados, y el propio bloque, ocupado por 88 familias, tuvo que ser desalojado ante el peligro de derrumbamiento. Veinte de estas familias se alojaron anoche en el hotel Don Sancho (a cargo de los servicios sociales del Ayuntamiento). El resto halló cobijo en casas de familiares y amigos.

Las primeras investigaciones de los bomberos apuntan a que el epicentro de la explosión se situó en la cocina de la vivienda situada en la letra C de la escalera primera de la tercera planta del inmueble. Allí se encontraba Antonio Corral Casado, de 30 años. El techo y la pared se le vinieron encima y quedó atrapado bajo los cascotes. Al ser rescatado por los bomberos, sufría un fuerte traumatismo en el tórax y otro en la cabeza. Fue trasladado al hospital Clínico. Su vida no corre peligro.

Los bomberos llegaron justo antes del estallido avisados por vecinos que olieron a gas

Felipe Cárdenas, de 30 años, fue el otro herido grave. Vivía junto a Corral, pared con pared. La bolsa de gas, cuyo origen aún no había sido aclarado anoche, también se filtró en su vivienda.

"En esas circunstancias basta con encender el interruptor de la luz para que se prenda todo", explicó el concejal de Bomberos, Carlos López Collado.

La explosión le causó a Cárdenas quemaduras de segundo y tercer grado en la cara, brazos y pecho. Además sufrió quemaduras en el sistema respiratorio por la inhalación de humo. El Samur le trasladó a la Unidad de Quemados del hospital Universitario de Getafe.

La detonación se llevó por delante la fachada del tercer piso y sacudió 11 plantas del inmueble. Florencia Martín, de 71 años, advirtió antes de la explosión un olor extraño: "Hacia las dos de la tarde, le dije a mi marido que en el edificio olía a gas", explicó.

Avisados por los vecinos, los bomberos llegaron al inmueble apenas un minuto antes de la explosión. "Oímos la sirena y apenas un instante después, se desató una explosión terrible", explicó el propietario de un bar.

El estallido desgajó cascotes de hasta 150 kilos y lanzó otros a una distancia de unos 50 metros. La calle se cubrió de cristales. El edificio, de 11 plantas y construido hace unos 25 años, quedó malparado. La peor parte se la llevó la tercera planta. Sus tabiques prácticamente volaron. Asimismo el patio interior quedó impracticable. Una enorme grieta marcaba la frente del inmueble. Ninguna de las ventanas quedó ilesa.

Las familias que ocupaban las 88 viviendas del edificio tuvieron que ser desalojadas. Los bomberos apuntalaron varias vigas para reforzar el edificio. Hasta hoy no se sabrá con seguridad si la explosión afectó la estructura.

Los cerca de 30 coches aparcados en las inmediaciones del número 25 de la calle de Carabelos quedaron destrozados por la lluvia de cascotes. También sufrió daños de consideración el edificio de enfrente, situado a unos 40 metros. Hasta allí llegaron la metralla de ladrillo y los cristales.

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