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"Gràcies pel vostre cor faller"

Hambrientos de pólvora y fiesta, 15.000 falleros botaban y cantaban anoche ante las Torres de Serranos de Valencia en la crida más multitudinaria de los últimos años. El buen tiempo atrajo a más festeros que el año pasado, según las estimaciones de la Policía Local. Esta vez los directivos de la Junta Central Fallera no olvidaron traer las llaves de la ciudad, como el año pasado, y la alcaldesa, Rita Barberá, pudo cumplir la tradición de entregárselas a la fallera mayor, Sandra Bonet. En su alocución la reina de la fiesta agradeció a las comisiones falleras su "entrega, creatividad y afán de superación" que convierten a las Fallas en unas fiestas cada vez "mejores, más conocidas y más queridas". "Gràcies pel vostre cor faller", les aplaudió. La fallera mayor dijo que sin esta entrega de los festeros "las Fallas perderían todo su sentido, toda su esencia". No olvidó la habitual invitación a los ciudadanos de todo el mundo para que vengan a compartir "una fiesta que es paradigma de alegría, confraternidad y solidaridad". Abrió el acto la alcaldesa en valenciano, con diversas referencias al olor a pólvora, la luna de Valencia y la deseada presencia de ninots en las calles. Los falleros corearon su nombre y le pidieron que botara, como en años anteriores. Pero Barberá se limitó a saludar. En cambio, el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, al que nadie había mentado, se metió a los festeros en el bolsillo dando unos saltitos. Entonces el gentío, por primera vez en una crida, gritó: "Zaplana, Zaplana". Y Rita decidió que había que botar. Los falleros, que abarrotaban los alrededores de las Torres de Serranos, cantaron y bailaron sin parar. Sobre todo los más jóvenes. Como todos los años corearon el himno regional y abuchearon el español. Un castillo de fuegos artificiales cerró el acto que marca el inicio de las fiestas. La Policía Local tuvo que ampliar de 60 a 100 metros el cordón de seguridad ya que los cohetes que se dispararon eran mucho más potentes de lo habitual. De allí las autoridades y algunos falleros se dirigieron a la Basílica de la Virgen. Aunque la crida volvió a coincidir con un partido de fútbol en Mestalla, esta vez los atascos no alcanzaron las proporciones del año anterior.

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