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El Madrid se desploma en la defensa

La goleada en el Sardinero (2-6) no oculta los graves problemas en la zaga del equipo

Santiago Segurola

La contundente victoria del Madrid en El Sardinero no logró ocultar las graves carencias defensivas que afectan al equipo (el segundo más goleado de la Liga). Tres días antes, en el partido frente al Barcelona, el sistema de contención fracasó de forma estruendosa. Todos y cada uno de los defectos se repitieron en Santander. De nuevo se observó la incomunicación entre los jugadores, la ausencia de un trabajo colectivo para detener el ataque del rival, la extraña parálisis de unos zagueros que malinterpretan sus obligaciones, la tendencia cada vez más acusada a defenderse muy cerca del portero, y el difuso papel que cumplen los centrocampistas en el blindaje general.El arranque del partido resultó caótico para la defensa del Madrid, sometida a todas las imperfecciones posibles. A la falta de organización se añadieron los problemas particulares. Hierro, de cuya excelencia como central nadie duda, padeció un calvario debido a sus problemas físicos. Lento y sin confianza en sus recursos, pretendió resguardarse en el área, tendencia cada vez más habitual en él. Esta decisión significa el arrastre hacia atrás del resto de los defensas, bastante proclives por añadidura a refugiarse cerca de su portería.

El segundo gol del Racing fue la consagración de todos errores defensivos del Madrid. Diez metros por detrás del resto de sus compañeros, Hierro evitó el fuera de juego de dos futbolistas del Racing (Munitis y Magallanes). Pero tampoco el resto de la defensa actuó con eficacia en ese lance, sobre todo porque permitió armar la jugada a los centrocampistas locales, que tuvieron abiertas todas las líneas de pase.

La falta de compenetración en dicha jugada resumió todos los defectos habituales en el Madrid, donde es palpable la ausencia de un trabajo táctico en el plano defensivo y donde la desatención resulta cada vez más notoria, como se vio en el primer tanto del Racing. Tanto Panucci como el portero Contreras interpretaron deficientemente su trabajo. El lateral permitió a Amavisca progresar en una jugada sin apenas peligro. Panucci actuó sin ningún rigor, con una falta espectacular de decisión y contundencia. Contreras falló al abandonar la portería y medir mal los tiempos. Su precipitación le llevó a derribar en el área a Amavisca, que había perdido cualquier posibilidad de alcanzar la pelota.

En el capítulo de los conceptos, el Madrid ha decidido interpretar la defensa zonal de una manera harto curiosa. En El Sardinero se repitieron todos los errores del Camp Nou, donde los jugadores del Barcelona aprovecharon con insistencia los enormos espacios entre los centrocampistas y la defensa madridista. No sólo eso, tanto los jugadores del Barcelona como los del Racing disfrutaron de una enorme cantidad de tiempo para pasar la pelota. Así llegó el segundo gol del Barça, en un pase de Guardiola (a quien nadie salió a interceptar) y un remate limpio de Luis Enrique, abandonado por Seedorf, que tiró el fuera de juego por su cuenta.

Los defensas del Madrid cuidan su zona de mala manera. Todos miran y nadie encima a los rivales. La ocupación de un espacio no significa defenderlo. En lugar de convertir ese territorio en una barricada, los defensas madridistas se desempeñan con una indiferencia extrema. En los últimos partidos sus adversarios han llegado al área con paredes sencillísimas, sin encontrar la oposición normal en cualquier sistema defensivo.

Mientras se suceden los errores, no se advierte un trabajo táctico que los resuelva. Por ahora sólo se cambian jugadores (Karanka es el sexto central que ha utilizado Hiddink). Porque lo demás permanece igual desde el comienzo de la temporada: el sistema defensivo es una ruina.

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