El Madrid se inventa un partidazo

Será una cuestión de esquizofrenia, de doble personalidad. Porque no queda más remedio que concluir que no existe un sólo factor, que no sea de corte psicológico, que ayude a explicar la manera de comportarse del Real Madrid, un equipo capaz de ser pisoteado por un rival de medio pelo, el Alba Berlín, y capaz, tres días después, de hacerle un roto de cuidado a un conjunto de la talla del Caja San Fernando. Perseguían los sevillanos al Madrid en la lucha por el primer puesto. Visto lo de ayer, que lo dejen, que abandonen todos sus sueños por lícitos que sean. El Madrid se escapa en la tabla, pues dos victorias de diferencia a falta de diez jornadas se antojan demasiadas, y se escapa, sobre todo en aspectos menos tangibles.

El principal, que es superior al Caja, más allá de cualquier resultado puntual. Cuesta encontrar un rival que aguante a los blancos el día en el que sus cuatro puntales, Herreros, Angulo, Tanoka y Struelens, coinciden en su inspiración.

Ese día fue el de ayer. Nada lo anunciaba al inicio de la lucha (10-11, m.5) y menos cuando cuatro minutos después Tanoka cometió su tercera personal.Turner acaparaba todo el juego de ataque del Caja, pero Lasa y, sobre todo Santos, mantuvieron la cabeza fría en la dirección.

El Madrid atrapó una diferencia amplia, de nueve puntos (17-26, m.12), que se redujo a cuatro en el descanso (33-37). Volvió el Caja a escena crecido y un triple de Turner amenazó con agrietar la nave blanca. Pero en amenaza se quedó el propósito.

Porque el Madrid se inventó los mejores minutos de la temporada. A Tanoka no le dañó su cuarta personal y les dio a sus rivales un curso completo, y gratuito, de cómo se puede reinar bajo las dos canastas. Beard acabó con una tarjeta de NBA: 23 puntos y 18 rebotes, 8 de ellos ofensivos.

Sembrado el pánico por Tanoka, lo demás quedó en manos del acierto anotador de los Albertos, por un lado, y de Turner, por el otro. Nadie ayudó a éste en la tarea y el conjunto sevillano se fue diluyendo. Herreros y Angulo enseñaron armas y no dieron tregua a su minimizado rival, que dejó de creer en la causa cuando un triple de Alberto Herreros, a falta de cuatro minutos, dinamitó definitivamente cualquier esperanza de reacción (61-75).

Así las cosas, el Madrid se fue de Sevilla más grande, más líder y más favorito que nunca. El funeral europeo quedó enterrado y los de Clifford Luyk montaron su particular fiesta, explicándole a su cotizado rival, mediante un baloncesto de lujo, por qué sigue reinando en la Liga ACB.