_
_
_
_
_

La Universidad de Granada regenerará sus dos jardines botánicos con capital privado

La Universidad de Granada y la empresa Aguas de Lanjarón firmaron ayer un convenio de colaboración para recuperar los dos jardines botánicos que la institución docente posee en la provincia. Ambos espacios, el Jardín Botánico Universitario de Sierra Nevada y el Botánico Histórico de la capital, han perdido con el paso de los años buena parte de su riqueza de flora original, con el consiguiente menoscabo para su valor científico. Con la firma del acuerdo, la embotelladora granadina de agua mineral se compromete a desembolsar ocho millones de pesetas en los dos próximos años, destinados al saneamiento de los árboles y plantas ya existentes y a la introducción de nuevas especies vegetales. El Jardín Botánico de Sierra Nevada fue creado hacia 1960 y pretende mostrar una representación de tres de los pisos bioclimáticos de la cordillera penibética, con zonas de humedales, borreguiles y peñascales-roquedos. Gran parte de los especímenes que atesora son endemismos de la sierra. En sus instalaciones existe además un banco de semillas de especies vegetales en peligro de extinción, que pueden ser utilizadas para replantar las poblaciones más dañadas. Funciones Como explica José Tito, técnico de los dos proyectos de regeneración, un jardín botánico debe cumplir tres funciones: "Divulgar la cultura botánica y la educación ambiental; conservar y ayudar a detener la destrucción de ecosistemas; e investigar y experimentar". Con el objeto de promover esta última actividad científica, el convenio firmado entre Lanjarón y la Universidad permitirá la creación de una biblioteca, la construcción de varias aulas y la contratación de nuevo personal para el jardín de Sierra Nevada. El Jardín Histórico, ubicado junto a la Facultad de Derecho, es más antiguo y modesto que el alpino. Al igual que otros muchos en toda España, fue creado hace unos 150 años por orden de la corona, como instrumento innovador en la enseñanza de la Botánica. En los últimos años ha permanecido cerrado al público y muchas de sus especies originales han desaparecido. Su valor actual es puramente ornamental.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_