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FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN

El mejor Rayo de la temporada atrapa el liderato

El equipo de Vallecas asustó a un flojo Hércules

Un siglo llevaba el Rayo como huésped de la zona noble de la tabla, lo que resultaba lógico en un equipo cuya candidatura al ascenso nunca se ha discutido. Pero le faltaba sentirse en paz consigo mismo, robando a sus triunfos la agonía de todos los días y convenciendo a los más escépticos de que su discurso podía llevarle a lo más alto. Conseguido está. El Rayo es, desde ayer, el líder de Segunda División. Pero este hecho, en cierto modo accidental, pues lo provoca una catarata de fallos ajenos, no importa tanto como que mostrara ante el Hércules su mejor rostro. Ganó por tres goles, pero pudo hacerlo por seis. Marcó Cota, lo que ya resulta noticia, y aquello anunció buenos tiempos para un equipo plagado de buenos futbolistas. En el minuto 25 un defensa sacó bajo los palos el cabezazo de Hernández; en el 27, Luis Cembranos hizo lo más difícil, mandarla fuera y, en el 30, Michel regateó todo lo regateable, incluido él mismo, para no llegar a nada.

RAYO VALLECANO 3

HÉRCULES 0Rayo Vallecano: Lopetegui; Cota, Muñiz, Hernández, Alcázar; Pablo Lago (Pineda, m.60), Pablo Sanz, Luis Cembranos (Michel II, m.84), Michel; Vergara (Van den Bergh, m.70) y Bolo. Hércules: Belman; Ferreras, Espejo, Stankovic, Lledó, Juanmi; Gómez (Conte, m.59), Baroja (Palomino, m.68), Morales; Miljanovic (Deus, m.54); y Luna. Goles: 1-0. M.21. Bolo encara al portero, cae, el balón queda suelto y Cota lo empuja desde la derecha. 2-0. M.64. Jugada personal de Luis Cembranos, que coloca la pelota en la escuadra desde fuera del área. 3-0. M.82. Centro de Luis Cembranos desde la izquierda y cabezazo perfecto de Bolo en el segundo palo. Árbitro: Moreno Delgado. Amonestó a Morales. Unos 5.000 espectadores en Vallecas.

Tamaña hemorragia de oportunidades dejó al Hércules más indefenso de como llegó. El apocalipsis le amenazaba y ni siquiera con un gol en contra varió sus argumentos, ésos que le llevan a marcar al hombre, a apelar al patadón como religión o a dejar naufragar a Luna en el ataque.

Juande Ramos, el técnico rayista, le ha cogido el pulso al equipo. Y éste vuela a sus órdenes. Ayer hubo momentos en que sobre el césped coincidieron jugadores como Cembranos, Michel y Pablo Lago, gente de riesgo, de toque, capaces de esconder el balón y de reducir a cenizas a un Hércules moribundo, al que le vienen grandes rivales como el Rayo. Lo intentó el cuadro alicantino, cierto. Pero sus contadas estiradas se estrellaron una vez en el larguero y las demás en Lopetegui, que ya es estrellarse.

En aquellos ratos de inspiración, que los hubo a mares, Vallecas no se llenó de olés porque Vallecas no se llena de nada. Excepto, por una vez, de buen fútbol, para que los más fieles se fueran de allí con el recuerdo del golazo de Cembranos o de los regates imposibles de Pineda. Ocurre, sin embargo, que lo de ayer no es costumbre. Porque si así fuera, la Segunda división no admitiría otro líder que el Rayo.

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