Frágil

Era la cita imprescindible del viernes. Comelade es personaje extraño y familiar a la vez, veterano músico de culto que, de repente, asoma la cabeza en la primera página por su colaboración con PJ Harvey, pero que, sobre todo, es poco amigo de las actuaciones en directo. De hecho, este concierto, que clausura el ciclo Rock ante la muralla, es fruto de mucha insistencia y de algún aplazamiento. No había que perdérselo y fueron muchos los que se quedaron a la puerta, dado el reducido aforo de la sala del Col.legi Major Rector Peset. También es cierto que cuesta imaginarse esta actuación en un recinto tumultuoso. La orquesta se sustentaba en una pianola, un acordeón, un clarinete y una colección de instrumentos de juguete, y el concierto mismo era frágil, casi también de juguete: pareció, por un momento, que el vuelo de una mosca podía desbaratarlo. Pero el público escuchó esta propuesta, que parecía provenir de una casa de muñecas cuando no de un tíovivo, en respetuoso silencio y con media sonrisa en los labios que se amplíaba al reconocer el Egyptian reggae de Jonathan Richman, la Teresa de Ovidi Montllor, la Camarera de Machin o los ecos lejanos de una habanera, si no de un tango parisino o de una fanfarria de Perpiñán, convertidos en algo minimalista y delicado en manos de este músico taciturno y entrañable y sus tres amigos.