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Samaranch fracasa en su propuesta de crear una agencia contra el dopaje

Los ministros y responsables europeos del deporte se rebelaron ayer frente a Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), por el diseño de la Agencia Antidopaje que pretende crear. Samaranch había propuesto ante la Conferencia Mundial sobre el Dopaje en el Deporte, que comenzó ayer en Lausana (Suiza), una Agencia con predominio de los dirigentes olímpicos. Pero los representantes políticos que hablaron ante la asamblea (600 asistentes, entre ellos dirigentes olímpicos, representantes de federaciones, científicos, deportistas...) frenaron la propuesta.

La reunión se celebra durante tres días en el Palais de Beaulieu, donde en 1985 se cumplió uno de los sueños de Samaranch y fue elegida Barcelona sede de los Juegos de 1992. Pero ayer el resultado no fue tan positivo para él. Los representantes políticos en la Asamblea de Lausana no quieren que la futura Agencia contra el Dopaje dependa del COI ni que se rija por las leyes suizas, ni que sea presidida por el propio Samaranch, que sufre así una nueva derrota en su prestigio de gran dominador del panorama deportivo mundial. Salvo un acuerdo hoy, la declaración final de la conferencia, mañana, puede significar un fracaso, porque difícilmente habrá consenso práctico en los criterios de sanciones, en la lista de productos prohibidos o incluso en la misma definición del dopaje.Samaranch había empezado su discurso con una referencia a la crisis del COI por los presuntos sobornos: "Saben ustedes que el COI afronta en las últimas semanas una grave situación debido a la mala conducta de ciertos miembros. Hemos tomado las medidas necesarias y continuamos las investigaciones para hacer respetar la ética olímpica". Tras calificar también de grave el asunto que ha reunido en Lausana a 600 participantes, dio las principales claves que se buscan con la conferencia y que se habían terminado de perfilar en distintos grupos de trabajo.

En primer lugar, dijo, "la creación de una Agencia Antidopaje autónoma, dirigida por un consejo de administración y compuesta por expertos de organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, así como científicos, médicos y farmacéuticos, representantes de los atletas y componentes del movimiento olímpico". Samaranch, un tanto impreciso en esa exposición, no usó de forma significativa la palabra "miembros" (del COI), bastante desprestigiada en los últimos tiempos. Pero lo que en su boca pareció aceptable a primera hora de la mañana, leído después de comer sobre el documento concreto por los ministros, no fue bien digerido. Lo increíble es que el informe se hizo el 5 de noviembre, se debía conocer, y hasta ahora nadie había protestado.

Los ministros y responsables políticos saltaron en cuanto vieron que la Agencia iba a ser "una fundación regida por el derecho suizo, con sede en Lausana, dirigida por un consejo presidido por el presidente del COI y compuesta por tres representantes de cada uno de los grupos siguientes: COI, Federaciones Internacionales, Comités Olímpicos Nacionales, atletas y organizaciones gubernamentales internacionales, más tres personas en representación de los patrocinadores, a la industria farmacéutica y a la de artículos deportivos". Era demasiado. Sólo tres políticos frente a 12 deportivos; y para acabar, en plena investigación sobre corrupciones, entraban marcas comerciales.

La ministra francesa Marie-George Buffet, dio la voz de alarma en la sesión vespertina, tras descubrir el documento sobre la Agencia. "¿Quién queda por intervenir?", preguntó. "Sólo el belga", le dijeron. Y tras una rápida reunión con otros seis países europeos (Reino Unido, Alemania, Italia, Portugal, Irlanda y España), todos ellos decidieron que Jean Pierre Schenkelaars, director del gabinete de William Ancion, ministro de la comunidad francesa de Bélgica, dijera en su nombre y el de todos los demás la frase de la rebelión: "Expresamos las más completas reservas respecto a la composición de la Agencia internacional tal y como se nos ha dado, e insistimos en que este punto sea reconsiderado". Hoy, como enviado especial de la UE a la guerra contra el COI, ha sido elegido como portavoz el peor enemigo, el británico Tony Banks, el más claro ayer al pedir directamente la tutela de la ONU para la Agencia, sin intervención alguna del COI. Fue la única intervención crítica en la sesión matutina.

España dio la nota

España, antes de la rebelión, dio la nota. Samaranch se quedó sorprendido cuando presentó para su intervención a Francisco Villar, secretario de Estado para el Deporte, y apareció el director general, Eduardo Ayuso. No le habían avisado del cambio Villar no viajó a Lausana porque está negociando la transmisión gratuita del Barcelona-Real Madrid. El propio Ayuso trató de quitar importancia a la ausencia diciendo: "Se ha considerado que coyunturalmente era más importante el Barcelona-Madrid".Alfredo Goyeneche, presidente del Comité Olímpico Español, ni sabía por qué no había venido: "Debe ser un tema importantísimo, porque aquí están los ministros o asimilados de los primeros países"

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