Aznar vaticina 10 años más de poder al PP si consolida sus cinco millones de nuevos votos

José María Aznar está preparando al PP, con el congreso que se inicia mañana, para perpetuar a su partido en el Gobierno, a ser posible con mayoría absoluta, durante la próxima década. El jefe del Ejecutivo ha justificado los recientes cambios aplicados en su Gabinete con tres razones que enlazó con el XIII Congreso Nacional del PP: fortalecer el partido con nuevas ideas y personas; consolidar los cinco millones de votos arrancados en las últimas elecciones a otras opciones del espacio electoral de centro (casi el 50% de su reserva actual), y convertir a España y a los dirigentes populares en la referencia para los líderes conservadores europeos tras la derrota de Helmut Kohl en las últimas elecciones alemanas.

La única incertidumbre que queda por resolver del XIII Congreso Nacional del PP, que empieza mañana en el Palacio Municipal del Campo de las Naciones de Madrid, es si Aznar accede el primer día al escenario para abrazar a Francisco Álvarez Cascos tras su discurso de despedida después de 10 años al mando de la secretaría general. Podría incluso dedicarle unas palabras de elogio.Las demás incógnitas están ya despejadas. Ya se saben con nombres y apellidos todos los puestos clave del nuevo Comité de Dirección, el perfil de los 30 componentes de la lista para el Comité Ejecutivo que acompañará a Aznar en su reelección y también se conoce el esquema de los esperados discursos del presidente.

Aznar encara este congreso del PP, por primera vez desde el poder, con una "ambición nada conservadora sino renovadora". El presidente del PP, que se ha reservado hasta el final la potestad exclusiva y personal hasta de los nombramientos de los 11 secretarios ejecutivos que dirigirán diariamente el partido, sintetizó ayer en tres claves los objetivos de este congreso. En primer lugar, Aznar quiere buscar una serie de respuestas muy generales, con nuevas ideas y personas, a los proyectos que piensa aplicar durante la primera década del próximo siglo. Para esa etapa requiere un partido "más fuerte, con más voces" que ahora. Y también otros "interpretes". Esta alusión le sirvió para justificar indirectamente la sustitución de Cascos por Javier Arenas al frente del día a día del PP.

Los tres hombres fuertes

En ese contexto, Aznar ha seleccionado tres caras nuevas y más jóvenes para apuntalar el futuro PP. Ayer concretó sus nombres, con una retahíla de alabanzas. El presidente del Gobierno se reserva para esta época otras actividades y entrega el mando del partido en primer lugar, a Arenas (41 años) y luego, al nuevo coordinador de Organización, Pío García Escudero (46), y al presidente del comité electoral nacional, Ángel Acebes (41). Ésos serán sus tres hombres fuertes en el partido.El segundo factor determinante para Aznar del cónclave que el PP inicia mañana es directamente el electoral. Aznar recurrió a los datos electorales del PP desde que él llegó a la presidencia del partido en 1990 para admitir a continuación que esos votantes han cambiado mucho en estos años y se "han pluralizado". Tras recordar que el 50% de los casi diez millones de votos obtenidos en 1996 eran nuevos con respecto a citas anteriores, Aznar abogó por aplicar los cambios necesarios en el partido para "estabilizar y consolidar" ese electorado y poder gobernar "con normalidad en legislaturas venideras". Al menos durante la primera década del nuevo siglo.

La tercera meta que Aznar persigue con este congreso del PP español es colocar a su partido en cabeza entre el resto de las formaciones conservadoras europeas.

Aznar reveló ayer que no puso en marcha esta avalancha de cambios en el PP el pasado verano en un acto público en Castellón por casualidad. Lo hizo entonces, al aceptar la renuncia de Cascos, en vísperas de las elecciones alemanas en las que Kohl perdió tras 16 años en el poder porque preveía que había llegado su hora como máximo líder del centro derecha europeo. Por esta razón, Aznar concede mucha importancia al próximo congreso del PPE dentro de 10 días en Bruselas. Ve este grupo "anquilosado" y busca una "renovación fuerte" del mismo para "superar" el peligro de que algunos miembros de la Unión Europea puedan pretender "vivir del pasado o caer en las tentaciones nacionalistas".