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Maragall: "Mi padre me dijo que si no me presentaba habría una gran decepción"

Enric Company

Pasqual Maragall explicó ayer cómo tomó la decisión de presentar su candidatura a la presidencia de la Generalitat. Fue durante su estancia en Roma y en una visita que le hicieron sus padres. Les había expuesto su renuencia a lanzarse de nuevo al primer plano de la política y les describió la comodidad con se había instalado en su actividad como profesor. "Mi madre iba asintiendo, aceptándolo, y mi padre estaba silencioso", recordó el ex alcalde, "pero al final dijo: "Pues habrá una gran decepción". Y ya no hubo más que discutir". El centro izquierda tenía candidato.

Un centenar largo de personas próximas a Maragall por alguna de las facetas de su vida asistieron ayer en la Llibreria del Raval a un acto en el que el periodista y escritor Joan Barril y el sacerdote Josep Maria Ballarín, amigo de la familia Maragall, glosaron la figura del candidato. Maragall aprovechó el acto para dejar caer algunas ideas que pueden ayudar a comprender su actuación actual. Como, por ejemplo, que no ha adoptado ninguna de las decisiones importantes de su vida sin consultarlas con su padre, el filósofo Jordi Maragall. También la de asumir el reto electoral al que ahora intenta dar respuesta. Y esta otra, referida a sus años de estudiante universitario inmerso en el activismo político antifranquista: "Nosotros éramos un epifenómeno del PSUC. Y la prueba de ello es que ahora hemos vuelto a encontrarnos". Se refería al grupo en el que entre otros figuraban José Ignacio Urenda y Xavier Rubert de Ventós, enrolados en un partido revolucionario que se consideraba a la izquierda de los comunistas. El PSUC fue, agregó, el que les llevó a las manifestaciones del Onze de Setembre, "cuando no iba nadie más", subrayó, y el que les enseñó que los revolucionarios debían pactar con la burguesía democrática". Maragall dijo que los revolucionarios como él no veían entonces que hubiera burguesía democrática alguna. Todo esto lo explicaba el candidato sentado junto al editor Xavier Folch, de Edicions 62, quien había organizado el acto. La excusa había sido la de llevar a cabo una glosa del libro La gota malaya. Pasqual Maragall, la obstinación y el poder, del que son autores los periodistas Luis Mauri y Lluís Uría y Folch el editor. Pero Maragall no pudo evitar referirse al propio Folch como uno de los dirigentes del PSUC que en aquellas décadas defendía las posiciones que ahora él califica como enseñanzas pero entonces denostaba. Barril elogió que los autores del libro, ausentes en el acto, hubieran sabido explicar "de dónde vienen" las personas que han compuesto uno de los principales equipos dirigentes del país. Mosén Ballarín explicó unas cuantas anécdotas acerca del grupo de jóvenes revolucionarios que a menudo se reunían en su casa. "Discutían acerca de si los sacerdotes estorbaríamos cuando hubieran hecho la revolución", dijo. Pero el debate central era sobre el marxismo, agregó. "Y tu encontraste una solución que ha durado hasta hoy: hacer un socialismo desde las realidades", sentenció.

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