Dos faltas y dos goles
Dos jugadores, Iván Campo y Fernando Morientes, pasaban una particular reválida ayer en el Bernabéu. Ambos, el central y el ariete, habían logrado en el derby del domingo pasado la confianza de Hiddink y el apoyo de la hinchada. Había curiosidad ayer por observar su progresión. Los espectadores no se sintieron defraudados: con sólo dos toques ambos mostraron lo que son y para lo que valen.Las dudas no tardaron en resolverse cuando se trató de lo del central, que jugó de titular junto a Sanchis. Para ver lo del delantero centro hubo que esperar hasta bien entrada la segunda parte, hasta que Hiddink decidió dar descanso a Mijatovic.
Lo de Iván Campo fue espectacular. En la primera jugada en que le encaró, Moisés le desbordó. El ex jugador del Valencia, Mallorca, Valladolid y Alavés tuvo que meter el pie, hacer falta y ganarse la primera tarjeta amarilla del partido.
Más problemas pudo haber supuesto su segunda acción desafortunada. El hispano danés Christiansen se le fue por velocidad en el área e Iván Campo no se lo pensó dos veces antes de metar tarde la pierna y derribar al delantero del equipo castellonense. El árbitro, Mejuto, pitó penalti. Pero por fortuna para Iván Campo, y para el Madrid, en el Villarrreal no jugaba de titular Manolo Alfaro, el habitual lanzador de penaltis, el hombre que nunca falla. En su ausencia lo lanzó el tocho Moisés. Lo tiró mal, lo rechazó Illgner, y lo remachó peor el propio Moisés. El fallo fue la vida para el defensa, que en la segunda parte apenas se vio agobiado: el Villarreal sólo pensó en defenderse y no lanzó ningún contraataque.
El segundo tiempo fue el de los dos (casi tres) toques de Fernando Morientes, el goleador de la eficiencia. El manchego saltó al campo a falta de media hora y la primera vez que tocó la pelota se la dejó muerta de cabeza para un remate a gol de Suker. Sin embargo, el árbitro anuló el tanto por falta de Raúl al portero Palop. La segunda intervención de Morientes fue el primer gol del Madrid (velocidad, colocación, valentía para meter el pie y oportunismo) y la tercera, el segundo, ya en los minutos de descuento finales: fue el apogeo del remate con ganas después de que raúl le dejara el balón para que se lo comiera a placer.
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