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TENIS OPEN DE AUSTRAL

Moyà cae en un pésimo día para los españoles

"La armada española está diezmada". El mensaje no puede ser más contundente. De los 22 navíos que llegaron a Australia dispuestos a colocar una bandera en el primer Grand Slam de la temporada, sólo quedan siete. Ayer, resultaron hundidos algunos de los buques que debían dejar marca en la batalla. Sucumbieron tras la pérdida de todos sus efectivos, tanto físicos como mentales. Fue triste ver a Carles Moyà caer en Melbourne, cuando había llegado con fundadas aspiraciones de salir de Australia convertido en número uno del mundo. Pero tampoco fue nada edificante ver salir por una puerta inesperada a Félix Mantilla y a Albert Costa.La segunda jornada del Open de Australia resultó nefasta para el tenis español. De los 15 jugadores que entraron en competición, sólo cuatro superaron la primera ronda: Julián Alonso, Arantxa Sánchez Vicario, Magüi Serna y Virginia Ruano. El día fue especialmente gris para el tenis masculino, que perdió a 10 de los 11 jugadores que saltaron a la pista. Cuando se llevan dos días y tras la conclusión de la primera ronda, sólo siguen siete españoles en Melbourne: Àlex Corretja, Conchita Martínez y María Antonia Sánchez, que debían jugar la pasada madrugada, y Arantxa, Serna, Ruano y Julián Alonso, que jugarán la próxima.

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La derrota más dolorosa fue la del mallorquín Carles Moyà ante el alemán Nicolas Kiefer, porque poco a poco va dejando que se borre el recuerdo de la final que disputó en Australia ante Pete Sampras en 1997. La moyamanía que se desató aquel año en el continente aussie está pasando al olvido al no encontrar el aval de los buenos resultados. Moyà ha demostrado ya su incuestionable genialidad con su triunfo en Roland Garros y alcanzando la final del Masters. Pero su paso por Australia el año pasado y este se ha saldado con un balance negativo: cinco derrotas de ocho partidos y nada mejor que alguna segunda ronda.

"He tenido mala suerte con las lesiones este inicio de temporada", se justificó ayer el mallorquín, de 22 años. "Primero tuve molestias en el hombro derecho y estuve casi dos semanas sin poder entrenar. Después, cuando llegué aquí, me afectó un virus y tuve que permanecer siete días en cama aquejado por gripe y fiebre. El pasado martes comencé a jugar, en Sydney, pero aún me sentía muy débil. Y todo eso ha afectado mi juego".

La solidez de Kiefer

Lo cierto es que Kiefer, cuartofinalista el año pasado en este mismo torneo, demostró una solidez impropia de sus 21 años. Jugó ante Moyàa, 5º mundial, con la actitud desafiante de las nuevas generaciones, apoyada en unos golpes agresivos desde el fondo de la pista. Eso no hubiera supuesto ningún problema para un Moyà en perfectas condiciones. Pero el jugador que ayer estaba en la pista distaba mucho del que ganó Roland Garros el pasado mes de junio. Se vieron destellos de su clase en la primera manga, pero su mentalidad no fue la adecuada y su estado físico no le acompañaba. "Hoy, él fue mejor que yo. He perdido demasiadas oportunidades", confesó Carles.Julián Alonso y Arantxa, en cambio, supieron aprovechar las suyas. El de Canet superó en tres mangas al canadiense Sebastien Lareau (78º mundial). Y Arantxa venció a la surafricana Marian De Swardt (36ª), cediéndole sólo cuatro juegos. Uno más de los que perdió Ruano ante la checa Radka Bobkova (87ª).

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