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Entrevista:SAMI NAÏRPOLITÓLOGO

"Se cierren o no las fronteras, la presión migratoria aumentará"

El intelectual y politólogo francés Sami Naïr recaló ayer en el Koldo Mitxelena de San Sebastián para pronunciar una conferencia sobre su último libro: Heridas abiertas. Las dos orillas del Mediterráneo: ¿un destino conflictivo? Este filósofo, delegado interministerial para el Codesarrollo y las Migraciones Internacionales del Gobierno francés, es uno de los máximos expertos en temas de inmigración y en la problemática de los países árabes. Ayer desveló, a título personal, su convicción de que el cierre de las fronteras y la represión no resolverá el crecimiento de los flujos migratorios. Pregunta. ¿Qué alternativa propone al cierre de las fronteras? Respuesta. Se cierren o no las fronteras, la presión migratoria seguirá en aumento. No basta con elaborar políticas a medio plazo, porque así sólo se consigue radicalizar los problemas. Hay que trabajar para desarrollar los países de partida, ayudarles; permitir que sus obreros y sus jóvenes se aprovechen de la formación de los nuestros. Tenemos que propiciar el codesarrollo como lo hacen los inmigrantes marroquíes. Alemania practicó durante quince años el codesarrollo de las migraciones rotativas. Ésa es una de las propuestas actuales, frente a otras que hacen países como Austria de cerrar las fronteras. P. ¿Es necesario un cambio de mentalidad en Occidente? R. Tenemos que cambiar la mirada sobre los inmigrantes. En la calle es el otro, pero no lo es: vive aquí, comparte nuestros problemas, pero al mismo tiempo su corazón está en otro lado y apoya a su familia. La situación actual es absolutamente ciega, salvaje, y es el mercado el que lo determina. El problema de los flujos migratorios no es del pasado, es del futuro. En Europa hay una crisis muy grave; la de las pensiones de los jubilados, la de su financiación en el futuro. P. En este sentido, ¿cómo ve la situación de España? P. El proceso demográfico de este país es muy preocupante. Hay un estudio que dice que España tendrá 24 millones de habitantes en el 2025. Se deberían abrir las fronteras para dar respiro a la población. P. ¿La globalización explica la incapacidad de Europa de hacer frente a la inmigración? R. La globalización es al mismo tiempo una fragmentación. Con ella viene también la mundialización de los flujos migratorios. La diferencia entre los actuales y los del pasado es que los de entonces correspondían a políticas económicas nacionales. Hoy los inmigrantes van a todas partes, incluso a los países pobres. Este movimiento en África es del 92 %; en Europa, por tanto, sólo recibimos el 8 % de la gente que llega de ese continente. Además, hoy ha cambiado la composición sociológica de los flujos migratorios; antes eran los trabajadores rurales, pero hoy también concierne a intelectuales, médicos o técnicos. P. ¿Existe un modelo de sociedad mestiza que pueda servir a la Europa del futuro? R. Yugoslavia era un modelo extraordinario, pero fracasó porque no se puede construir un conjunto político y económico sin tener en cuenta las identidades. Fracasó, además, porque era un federalismo muy autoritario. Es una metáfora importante para la construcción de Europa: construir un espacio europeo significa tener en cuenta siempre los particularismos, los micronacionalismos. P. ¿Cómo se explica el auge del nacionalismo ante la mundialización? R. Todos los modelos políticos, los movimientos sociales fracasaron en este siglo salvo uno, la nación. Provocó en el mundo entero el auge de los nacionalismos. Es la única revolución que tiene éxito. No se puede entender lo que pasa en Oriente Medio, lo que sucede entre Israel y los palestinos, si no se tiene esto en cuenta. P. Parece que también los Estados-nación entran en crisis. R. Sí, porque este proceso de mundialización es estrictamente financiero. Pero eso no significa que la nación desaparece: es una reacción muy nacionalista a ese proceso. Por eso el problema de Europa es saber cómo construir un espacio multicultural y multiétnico.

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La necesidad del mestizaje

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