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Entrevista:

JESÚS MOSTERÍN FILÓSOFO Y NATURALISTA "El derecho a la vida de los animales domésticos es discutible"

Jesús Mosterín (Bilbao,1941) ha dedicado gran parte de su vida al estudio de los animales y a la lucha por sus derechos. Ha estudiado Filosofía y Matemáticas y en la actualidad es profesor en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Colaboración de Félix Rodríguez de la Fuente durante cuatro años, Mosterín ha editado la enciclopedia que reúne sus más importantes logros y ha escrito diversos libros sobre el mundo animal como Los derechos de los animales, ¡Vivan los animales! y Animales y ciudadanos. Esta semana ha recalado en el País Vasco para ofrecer cuatro conferencias en Pamplona, San Sebastián, Vitoria y Bilbao. Pregunta. ¿Puede hablarse de un catálogo de los derechos de los animales? Respuesta. Los derechos, tanto humanos como animales, no son algo que se tenga por naturaleza sino que se crean por convención jurídica. Las declaraciones de derechos de los animales que hasta el momento se han realizado incluyen derechos muy diferentes pero en todas ellas figura en un puesto principal: el derecho a no ser torturado. Toda persona con un mínimo de sensibilidad comprende que hay que preservar de la tortura a todo ser con capacidad de sufrir, no sólo a los humanos. P. ¿Qué otros derechos hay que reconocer a los animales? R. Junto al derecho a no ser torturado, que es un derecho universal, existen derechos propios de cada especie. Al igual que el derecho a la libertad de prensa es propio de los seres humanos, por poseer la facultad del lenguaje, los perros deben tener el derecho a pasear, porque es propio de su naturaleza, y las gallinas a extender sus alas y a rascar el suelo con las uñas. Lo contrario sería tortura. P. ¿Qué medidas son precisas para que estos derechos sean efectivos? R. Crear derechos para los animales, lo mismo que para los humanos, implica imponer obligaciones a los demás. Cuando se dice que los niños pequeños tienen derecho a ser alimentados se quiere decir a la vez que sus padres o tutores tienen la obligación de alimentarlos. Así, debe imponerse a los humanos la prohibición de vulnerar y la obligación de respetar y garantizar esos derechos propios de la naturaleza de cada animal. P. ¿En qué plano se sitúa el derecho a la vida en el mundo animal? R. En el caso de los animales salvajes este derecho es incuestionable, porque es un animal independiente, que se ha alimentado a sí mismo y no debe nada a nadie. Para los animales domesticados, la existencia de este derecho es discutible, ya que están fuera de su medio natural y forman parte de nuestra civilización. Las vacas lecheras, los cerdos de engorde o los perros son animales que en la naturaleza se morirían. Actualmente hay demasiados animales incorporados a nuestro mundo, demasiados perros, ratas y gatos. Puesto que nosotros hemos creado el problema, nos toca regularlo y esto puede implicar en algunos casos matar a los animales, siempre sin que sufran. P. Usted trabajó durante cuatro años con Félix Rodríguez de la Fuente ¿qué destacaría de su labor? R. Era un personaje fascinante, inolvidable, que hizo más que nadie por cambiar la mentalidad de España, un país que se ha caracterizado a lo largo de la historia por su crueldad. Si en el siglo XVII los únicos espectáculos de masas eran la quema de herejes, las ejecuciones públicas y las torturas de animales, aún a comienzos del XX la diversión consistía en torturar a los toros o, en el caso de los niños en los pueblos, clavar alfileres a los pájaros. Esto cambió en gran parte gracias a la labor de Félix.

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