_
_
_
_

Clubes y jugadores de la NBA logran un acuerdo 24 horas antes de la fecha límite

Casi fue como una canasta en el último segundo. Jugadores y clubes de la NBA pusieron ayer punto final a un conflicto que amanezaba con cancelar toda la temporada. Los clubes iban a tomar hoy esa decisión, pero una reunión entre David Stern, comisionado de la NBA, y Billy Hunter, el líder sindical, a lo largo de la madrugada del martes obró un acuerdo que parecía lejano. Según algunas fuentes, la temporada podrá comenzar el próximo 1 de febrero y constará de algo más de 50 partidos. Atrás quedan medio año de cierre patronal y 429 partidos cancelados.

Más información
El convenio y Jordan
Más de seis meses de conflicto y 429 partidos perdidos

David Stern, el comisionado de la NBA, y Billy Hunter, que encabeza el sindicato de jugadores, llegaron al acuerdo apenas un día antes de que el consejo de gobernadores de la NBA tuviera previsto celebrar en Nueva York un reunión en la que se esperaba la cancelación de la temporada. Las dos partes han estado metidas en una feroz disputa laboral desde el 1 de Julio pasado, que ha provocado la cancelación de los tres primeros meses de la temporada. Se calcula que los jugadores han perdido alrededor de 500 millones de dólares en salarios (unos 72.500 millones de pesetas) debido a la disputa.

Los jugadores y los propietarios de los equipos tienen que dar todavía el visto bueno al acuerdo. No se sabía la reacción de los jugadores porque la mayoría no se había enterado del acuerdo al cierre de esta edición. Los jugadores se encontraban ayer en Nueva York donde tenían previsto celebrar por la tarde una reunion para decidir si aceptaban o no la decisión de sus líderes sindicales de rechazar la oferta final, hecha el lunes, de los propietarios.

Según el acuerdo, la temporada comenzará el uno de febrero y se jugarán unos 50 partidos, pero fuentes de la NBA se negaron a proporcionar más detalles.

La disputa representa la primera vez en la historia de la NBA que un conflicto laboral causa la cancelación de partidos. Hasta ahora, la NBA había podido evitar los problemas laborales que han mancillado la imagen de las otras ligas norteamericanas, especialmente el béisbol. Pero este año, la tensión entre los jugadores y los propietarios, que la NBA había sabido resolver durante las últimas temporadas, estalló en una guerra.

Cifras millonarias

La batalla se centra, como siempre, en el dinero, específicamente el porcentaje de los ingresos de la Liga que se desvía a los jugadores y los techos que se ponen a sus salarios.

El salario medio de los jugadores de la NBA es de 2,6 millones de dólares anuales (unos 377 millones de pesetas), mucho más que los otras ligas norteamericanas. En el béisbol, el salario medio es de 1,45 millones (210 millones de pesetas), y en el fútbol americano, la cifra se sitúa alrededor de 900.000 (130 millones).

Dada su condición de multimillonarios, los jugadores lo han tenido muy difícil para ganarse la simpatía de los aficionados, que consideran egoístas y avariciosas a todas las partes implicadas. Pero el sindicato de jugadores sostiene que los jugadores modestos, los que no salen en los titulares de los periódicos o en las imágenes de la cadenas deportivas de televisión, no ganan lo suficiente.

Los propietarios querían establecer el salario máximo para un jugador con más de diez años de experiencia en los 12,25 millones de dólares (1.776 millones de pesetas), mientras los jugadores lo querían elevar a los 15 millones (2.175). Los jugadores también pedían el 55% de los ingresos de la Liga, pero los equipos hicieron saber que no aceptaban entregar más del 53%. Al final no habrá limite durante los cuatro primeros años.

Las estrellas de la Liga, como Patrick Ewing, el pivot de los Knicks de Nueva York que encabeza el equipo negociador de los jugadores, recalcan que el conflicto no va con ellos, sino que la intención es garantizar un trato justo para los jugadores menos conocidos y garantizar el futuro de los jugadores que no están todavía en la liga.

Reacción de los aficionados

Pero el argumento no convence a los aficionados, y todo indica que las dos partes acabarán perdiendo. "Yo no echaría la culpa a los aficionados si deciden no regresar a los estadios," dijo Jeff Hornacek, de los Jazz de Utah, a la agencia Associated Press. "Ninguna de los dos partes saldrá ganando."

Los jugadores fueron declarando su satisfacción según conocían la realidad del acuerdo. Pero a lo dicho por Hornacek había que contraponer las declaraciones de Charles Barkley: "No me importa si los aficionados no regresan a los estadios", dijo. "Saldré al campo a hacer mi trabajo y si los aficionados no quieren pagar para verme jugar, entonces que no lo hagan. No podemos preocuparnos por la reacción de los aficionados". El polémico jugador reconoció que el conflicto había dañado la imagen de la NBA, pero se mostró satisfecho por el acuerdo. "Es un gran día para la NBA y para los jugadores. Lamentablemente, le hicimos mucho daño al deporte. Todos hablan de los aficionados, pero nosotros no llegamos a un acuerdo por la presión de los aficionados".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_