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Milenaristas en Jerusalén

Israel expulsa a 11 supuestos miembros de una secta integrista cristiana, que planeaba actos violentos en los lugares santos con motivo del fin del milenio

Israel expulsó ayer a 11 de los 14 supuestos miembros de la secta integrista Cristianos Preocupados detenidos el pasado domingo ante la sospecha de que planeaban acciones violentas en Jerusalén, cerca del fin del milenio, para acelerar la segunda llegada del Mesías. La policía llevó a los otros tres ante un juez para interrogarles sobre sus intenciones, que podrían incluir un suicidio colectivo. El grupo de 14 estadounidenses estaba compuesto por tres matrimonios, sus seis hijos y dos adultos solteros. La policía temía que el grupo hiciera algo drástico en la zona de las mezquitas de Jerusalén, un lugar especialmente delicado en todo lo relacionado a la situación entre judíos y árabes. La primera información al respecto fue hecha llegar a la policía israelí por el propio FBI estadounidense, que precisó que el líder de la secta en cuestión, Monte Kim Miller, tiene antecedentes penales. Su expediente incluiría también un pasado violento, por haber amenazado de muerte a un sacerdote que investigó las actividades de la secta.

El grupo funciona desde hace aproximadamente diez años en Denver (Colorado) y su objetivo, según declarara Miller, es "combatir los medios de comunicación anticristianos y la amenaza que pende sobre la nueva era del cristianismo". Miller ha dicho en más de una oportunidad a sus seguidores que tiene contacto directo con Dios, y ha convencido a los miembros de la secta de que deben morir en Jerusalén en el último día del milenio, que para ellos será el postrero del presente año.

Según reveló ayer el vespertino israelí Yediot Ajaronot, en el mes de septiembre los miembros de la secta ahora detenidos abandonaron sus hogares en Denver tras recibir la orden de Miller de trasladarse a Jerusalén. La policía local facilitó sus nombres a la israelí, pero ésta sólo logró localizarles en los últimos días en Motza y Mevaseret Tsion, dos poblaciones cercanas a Jerusalén. Durante estos meses han vivido sin trabajar, manteniéndose al parecer de donaciones enviadas por la secta desde Estados Unidos.

Las autoridades israelíes investigan a los ya detenidos y al mismo tiempo toman precauciones para impedir la llegada al país de los otros miembros de la secta, que se sospecha intentan llegar también a Israel. La preocupación de la policía israelí por estos asuntos ha llevado a la creación de un grupo especial destinado a ocuparse de "los eventos del milenio". Su objetivo es controlar estrictamente las fronteras y en especial la llegada de grupos de turistas con vinculaciones integristas o mesiánicas. Habrá un fortalecimiento de la presencia policial en Jerusalén, se colocarán mecanismos de control electrónico en la zona de las mezquitas con puertas magnéticas, cámaras de vídeo en circuito cerrado y puestos de observación.

Mientras el caso de la secta cristiana es presentado por los medios de comunicación como un gran peligro potencial, que debe ser detenido a tiempo, surgen también voces que piden actuar con cautela. El profesor Ehud Shprintzak, investigador de movimientos radicales de derecha en la Universidad de Jerusalén, llamó ayer, en una entrevista con la radio israelí, a "tratar el tema con cuidado e intentar hablar con esta gente". Según Shprintzak, hay que tener presente "el fenómeno Waco", el suicidio masivo de Tejas, que atribuyó en gran medida a la ignorancia de las autoridades que se encargaron del tema acerca de cómo tratar a sectas de ese tipo. "Estoy seguro de que se puede hablar con ellos, y no sé si detenerlos ya con las primeras sospechas, es el mejor modo". Shprintzak no descartó que la intención de la secta sea provocar "una guerra total" entre árabes y judíos a fin de acelerar la llegada de Cristo, pero aclaró que "todo el tema puede ser peligroso y hay que actuar con cuidado".

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