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Reportaje:

BARRIO DEL CRISTO ( MANCOMUNITAT QUART-ALDAIA) Hacia la segregación

En una de las fachadas de la calle Juan Ramón Jiménez (antiguo Camí de Manises) hay una pequeña línea divisoria que ha servido de divertimento en muchas ocasiones. Esa mera señal en la pared permitía especular con la posibilidad de que los inquilinos de esas viviendas pudieran tener el baño en Aldaia y la cocina en Quart de Poblet. El hecho es que el barrio del Cristo, catalogado como Barrio de Acción Preferente (BAP) a principios de los años noventa, pertenece a la Mancomunitat Quart-Aldaia, lo que lo convierte, y no por ese único motivo, en un barrio distinto. Una agrupación de vecinos se plantea solicitar la condición de Entidad Local Menor, como paso previo a la conversión del barrio en pueblo. Dicen que se trata de un sentimiento fuertemente arraigado entre los vecinos (en estos momentos son cerca de 7.000) y confían en que mayoritariamente votarían Sí en un hipotético referéndum. Pero para ello habría que sisar una zona industrial a Quart y parte del terreno municipal de Aldaia, y saben que ambos se opondrían. Piensan que ninguno de los dos pueblos siente el barrio como suyo, aunque afirman tener mayor relación con Aldaia, fundamentalmente porque de Quart les separa una larga lengua de asfalto: la autovía A-3. "Al depender de dos Ayuntamientos, aquí sólo llegan las migajas", comenta un vecino "de izquierdas", que añade que "si los socialistas no se creían mucho esto de los Barrios de Acción Preferente, menos aún los del PP". Lo dice porque aún recuerda la sonora pitada con la que fue recibido hace un mes el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, a quien se le dijo "de todo". Porque en el Cristo, como en los otros seis BAP visitados por este diario, se percibe la queja unánime de que los representantes de las distintas consejerías apenas acuden a las comisiones mixtas, que se reúnen cada tres meses; y los portavoces municipales, que sí suelen acudir, tienen menor capacidad de decisión -o así lo piensan los vecinos-. "El PSOE ya empezó a enviar delegados, pero con éstos es peor", señala un portavoz de la Asociación Cultural, que no sabe si fue un acierto crear los BAP. "Si lo que se perseguía es cortar los focos de marginación, no se ha conseguido", dice. En el barrio del Cristo no se llena la iglesia los domingos, aunque el 90% de los niños se bautizan. Se dice que el nombre le viene de los clavaris de Aldaia, que paseaban el Cristo hasta las inmediaciones del barrio, que en tiempos adoptó el poco afortunado nombre de Barrio de aquí no paso. Problemas con la droga los ha habido siempre -50 chavales del barrio están presos en la cárcel de Picassent-, pero hoy en día apenas hay robos o peleas. Comenta un portavoz vecinal que todo el trabajo de una de las asistentes sociales se concentra en las 80 viviendas sociales, cuyos primeros inquilinos no estaban habituados a pagar los recibos del agua y la luz. La diferencia fundamental entre el Cristo y otros BAP -además de que tiene un edificio que hace las veces de Ayuntamiento, con un concejal delegado que es portavoz de la agrupación socialista del barrio-, es el elevado número de tiendas y servicios de que dispone, y que, en comparación con otros barrios como La Coma (Paterna) o las 613 Viviendas (Burjassot) le dan, efectivamente, una imagen de pueblo. Rodeados de fábricas El barrio está completamente cercado por un cordón de fábricas, pertenecientes al polígono industrial de Quart de Poblet, "lo cual plantea más problemas que ventajas", señala un vecino que no cree que las fábricas aporten puestos de trabajo a los jóvenes del barrio. Problemas fundamentalmente de orden ecológico, pues aunque no se produzcan vertidos tóxicos (la mayor parte son almacenes), el polígono genera un grado inevitable de contaminación. La fuerte presión asamblearia evitó que se instalara en el barrio una planta incineradora. De hecho, el asociacionismo es una constante en el Cristo desde sus inicios como núcleo poblacional. Se calcula que hay cerca de 42 asociaciones de diversa índole, entre las que no faltan clubes de música, dos asociaciones andaluzas con sus tablados flamencos, asociaciones de padres de alumnos y fallas. Una petición casi unánime es que el barrio disponga de una avenida que sirva de entrada y abra hueco entre el cordón de fábricas. El nivel cultural es muy bajo -hacia el año 1993 se registró un 80% de fracaso escolar-, y la tasa de desempleo juvenil se sitúa entre el 20% y el 30%. Existe una biblioteca "infrautilizada e infradotada", según sus usuarios, y dos escuelas de Primaria. Los chavales pasan después al instituto de Aldaia, porque en el barrio no hay centro de Educación Secundaria. Sí hay Escuela Permanente de Adultos, pero todavía hay mucha gente que no sabe leer ni escribir. La escuela El Rotgle, que funcionaba como guardería laboral dependiente de la Iglesia, está cerrada desde este año, y sólo queda otra en el bajo de una vivienda para los más pequeños, por lo que muchos padres se tienen que "buscar la vida" y llevar a sus niños a Quart o dejarlos con los abuelos. Además de reclamar ayudas para el empleo juvenil, los padres reivindican un pabellón cubierto de usos múltiples, porque en la escuela del Carmen no hay gimnasio. Y que alguien se ocupe, de una vez, del alumbrado.

La salud importa

Cuando se pide a los vecinos del barrio del Cristo que elaboren una hipotética lista de reivindicaciones, de inmediato surgen dos quejas históricas: Hace falta un Instituto y un nuevo Centro de Salud (el hospital más cercano es el General de Valencia, dependiente de la Diputación). Dicen que el presidente, Eduardo Zaplana, se comprometió a atender ambas peticiones vecinales, pero, de momento, los jóvenes estudian en Aldaia y el viejo Centro de Salud sigue en los bajos del Ayuntamiento, en espera de un nuevo local. Tratándose de un barrio obrero, el voto es mayoritariamente socialdemócrata. "Aquí casi todos votan al puño y la rosa", comenta un vecino, sorprendido por el leve incremento de votos del PP en los pasados comicios. Conocedores de la situación del barrio antes de la llegada de los populares a la Generalitat, los socialistas apuntan el recorte que ha sufrido el convenio de Servicios Sociales, ya que en 1995 se destinaba una cantidad cercana a los 19 millones y en 1998 se concedieron 12 millones y medio. Además de apuntar la falta de Centro de Educación Secundaria, los socialistas lamentan la eliminación de los talleres de inserción socio-laboral. Desde la Asociación Cultural del barrio se apunta una reflexión en este sentido: "Si no hay talleres laborales, ¿cómo van a aprender un oficio los chavales que no llegan a la Formación Profesional?". Pero no todo van a ser quejas, que la población quedó muy contenta con la inauguración, el pasado mes de julio, del parque El Perdiguer. Situado junto al Polideportivo, el parque dispone de paelleros comunitarios, y no cierra sus puertas hasta las once de la noche, lo que permite a los jóvenes y a los mayores, tener un espacio amplio para el ocio. Solidarios A los vecinos del barrio les gusta demostrar su solidaridad, como en la pasada campaña de ayuda a los afectados por el huracán Mitch. Entre todos recabaron más de un millón y medio de pesetas, aunque la Mancomunitat puso 300.000 y cada Ayuntamiento aportó 100.000 para la causa. "El resto los vecinos, que se implicaron mucho", comenta uno de ellos. Preguntado por el origen de los nombres de algunas calles, otros bromean de nuevo con el puño y la rosa. "Cuando llegó el PSOE al poder, lo primero que hizo fue quemar las iglesias y hacer laicas las calles". De ahí que donde antes había santos, ahora figuren los grandes nombres de la cultura: Pablo Picasso, Aleixandre, Galdós o Lope de Vega.

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