_
_
_
_

La mano tendida de Míchel Salgado

A día de hoy, Juninho sigue sin aceptar las disculpas de Míchel Salgado. Por mucho que lo ha intentado el lateral celeste, el brasileño no le concede el perdón por aquella dura entrada que le destrozó el tobillo y le dejó sin Mundial. No acepta siquiera estrecharle la mano para algún que otro reportaje conciliador que le han sugerido. No hay manera. Juninho mira todavía con rencor hacia aquella fecha (1 de febrero de 1998) que marcó probablemente la cuesta abajo de su carrera.Hizo Juninho esfuerzos sobrehumanos por recuperarse antes de que Brasil anunciara su lista para el Mundial de Francia. Y llegó a tiempo, pero Mario Zagallo, el seleccionador amarillo, le dejó fuera.

Lo cierto es que hay un Juninho anterior y otro posterior al 1 de febrero de 1998, incluso otro distinto después de la fecha en la que Zagallo hizo pública su convocatoria. El rendimiento del futbolista brasileño ha caído en picado, y la confianza que despierta también: Luxemburgo, el nuevo seleccionador de Brasil, no le ha llamado ni una sola vez, y Sacchi le discute su titularidad en el Atlético.

Más información
La presión que atenaza a Juninho

Las estadísticas hablan por sí solas: Juninho ha marcado tres goles en la Liga, los tres de penalti, no ha dado una sola asistencia y, lo que es peor, ya lleva dos expulsiones. En la temporada pasada jugó 23 partidos, marcó cinco goles, se hartó de servirle balones a Vieri y no sufrió ninguna expulsión. En ésta ha disputado nueve encuentros, pero sólo seis como titular (y más por las ausencias de compañeros que por convicción de Sacchi).

El técnico italiano al principio, cuando quería que el Atlético jugase con un tridente en la delantera, tenía fe en Juninho. Pretendía aprovechar en una banda su velocidad. Pero cuando reconvirtió su sistema (del 4-3-3 al 4-4-2), todavía en pretemporada, el brasileño pasó de ser una solución a convertirse en un problema. ¿Dónde ubicarle?

Sacchi lo ha intentado todo. Primero, en la posición que reclama el jugador, de media punta: se resiente el juego colectivo del equipo y además las aventuras zigzagueantes de Juninho parten de demasiado atrás (un problema: el jugador más individualista en el sistema más solidario). Luego, de volante derecho: Juninho participa menos y gana en capacidad de sorpresa y el equipo elabora mejor. Pero el jugador descuida los movimientos defensivos. Finalmente, Sacchi le ha hecho jugar de delantero, pero ahí no tiene demasiado gol.

En realidad, cuando mejor ha rendido ha sido como suplente. Los tres partidos en los que salió en la segunda parte los ganó el Atlético. Y en dos su aparición resultó trascendental.

Inglaterra le había coronado como el mejor de su Liga. Ahora sólo puede proclamar que en 1999 volverá a ser el verdadero Juninho que también deslumbró en España.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_