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Viviendas caras

A punto de finalizar 1998 se encuentra en plena efervescencia el mercado de la vivienda en todo el país. La fiebre compradora ha producido, en el año que termina, un incremento del precio de la vivienda de un 6% en todo España y de un 8% en Andalucía. Y todos los indicadores apuntan a que el crecimiento del precio de este bien tan esencial puede estar a punto de dispararse. Las razones de esta situación son múltiples. Por una parte se encuentran los factores coyunturales que afectan a la demanda de vivienda y que son la explicación de los incrementos de precio a corto plazo. Entre ellos los fundamentales son: por una parte, la caída de los tipos de interés que permiten a las familias acceder a préstamos hipotecarios de mayor cuantía, dedicando la misma cantidad de su renta mensual al pago de las cuotas por el préstamo; en segundo lugar, el aumento del empleo y la mejora de la situación económica, que favorece el ahorro y las expectativas de mantener los ingresos futuros, con lo que las familias están más dispuestas a embarcarse en operaciones de compra a largo plazo; tercero, la caída de la rentabilidad de las inversiones en bolsa, que expulsa los inversores a otros activos como son los inmobiliarios; en cuarto lugar, la modificación del régimen fiscal de la vivienda en el IRPF, con la nueva ley menos favorable, que ha anticipado la adquisición de la vivienda; y, por último, la afluencia de dinero negro al sector inmobiliario como consecuencia de la necesidad de hacerlo aflorar antes de que comience el cambio de pesetas por euros. Si a todos los anteriores, se unen los factores que afectan a la oferta y que están relacionados con la escasez de suelo o su retención por parte de los propietarios, con el objetivo de maximizar las plusvalías, el panorama del mercado de la vivienda se torna complicado para los próximos años. Y más complicado será si las administraciones locales siguen empeñadas en controlar el suelo para hacerse con parte de las plusvalías generadas, para financiar unos gastos corrientes que son insostenibles a medio plazo. Esperemos que en las próximas elecciones municipales los andaluces sean sensatos y no premien este tipo de políticas que resultan ser el "impuesto opaco" más caro de todos.LUIS ÁNGEL HIERRO

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