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VALENCIA LAS ASOCIACIONES HAN RECOGIDO MÁS DE 1.500 FIRMAS DE ADHESIÓN

Los vecinos llenan Natzaret de lazos verdes para reivindicar un barrio solidario y habitable

Veinte días después de la tragedia que conmocionó al barrio de Natzaret, en Valencia, los 7.000 vecinos han trocado los crespones negros por lazos verdes. El jueves, día de Nochebuena, el barrio amaneció cubierto de estos distintivos del "color de la esperanza". Colgaban de las fachadas de centros públicos y comercios, y de las solapas de los vecinos. El lazo mayor se desplegó en el campanario de la iglesia al término de la misa del Gallo. Con esta iniciativa, Natzaret reivindica su determinación de "entrar en el siglo XXI como un barrio solidario y habitable" y superar la tensión entre payos y gitanos por el atropello del pequeño José y el linchamiento del camionero Antonio Civantos.

El centro social y el juvenil, el consultorio médico y el local de música y danza exhibían lazos verdes. Un símbolo que exterioriza, según los dirigentes vecinales, que el barrio de Natzaret "está cohesionado y tiene conciencia cívica". Para demostrarle al Ayuntamiento, la Generalitat, la Delegación del Gobierno y la Policía que "Natzaret tiene muy claras sus reivindicaciones y actúa con una sola voz", la treintena de colectivos sociales, culturales y deportivos del barrio han puesto en marcha una campaña de recogida de firmas. Aseguran que ya han recibido más de 1.500 adhesiones. Los firmantes denuncian la "negligencia" de la Policía y la Delegación del Gobierno por "tardar más de un año" en intervenir contra los supuestos traficantes de droga que residen en diversos chalés próximos al lugar donde se produjo el atropello y el linchamiento. "Había suficientes indicios desde hace mucho tiempo de que allí se cometían actividades delictivas", denuncia Julio Moltó, de la Asociación de Vecinos de Natzaret. "Este retraso lo hemos sufrido los vecinos, asustados por la prepotencia y las amenazas con la que nos amedrantaban estos nuevos ricos". La aparatosa Operación Carbones del pasado 11 de diciembre -medio centenar de policías entraron por la noche en cinco chalés, detuvieron a ocho supuestos traficantes y decomisaron 14 kilos de heroína y cocaína- no ha dejado satisfechos a los dirigentes vecinales. Reclaman a la Policía que siga investigando ("que tire del hilo") y que desmantele totalmente las redes del narcotráfico, el comercio de armas y la cría de perros y gallos de pelea en el barrio. También reclaman la detención de todos los que participaron en el linchamiento del camionero Antonio Civantos. José Antonio Barba, de Natzaret Unido, se muestra crítico con la investigación policial: "Por ahora, el único que está en la cárcel es el padre del niño, que se entregó; el segundo sospechoso detenido está libre y hay, al menos, tres asesinos que siguen en la calle". En segundo lugar, el movimiento ciudadano reclama a través de la recogida de firmas que las administraciones se impliquen para ejecutar las inversiones pendientes y frenar la degradación que viene sufriendo el barrio en las últimas décadas."Natzaret es un barrio muy castigado por la expansión del puerto", formula Moltó, "primero perdió la playa y sus señas de identidad de barrio marinero, también se quedó sin el río de aguas claras en el que nadaba la gente y ahora está a punto de quedarse sin huerta". Barba se queja de que, por falta de inversiones urbanísticas, el escenario de la tragedia, la calle de Algemesí, es un rincón oscuro y degradado por la falta de asfalto, aceras y farolas. En su opinión, si estuviera urbanizada e iluminada "como merece una calle de la tercera ciudad de España" no habría tanta dificultad para hallar testigos oculares del linchamiento. Las asociaciones vecinales están indignadas con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, del PP. "Se ha negado a recibirnos", protesta Barba, "se limitó a decirnos que, cuando sucedió la tragedia, lo tenía todo controlado desde su despacho y a mi me espetó que no hablaría conmigo porque he estado al lado de Carmen Vila [presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia] en la concentración silenciosa". Dos años de espera Moltó aclara que al concejal de Urbanismo, Miguel Domínguez, llevaban dos años pidiéndole una reunión en vano. "Apenas conseguimos ver a su asesor y a su secretaria", se lamenta. Los dos dirigentes vecinales culpan al Ayuntamiento de la ausencia de inversiones en Natzaret: "Ni invierte ni deja invertir", sentencia Barba. A pesar de que el Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVASA) de la Consejería de Obras Públicas se ha comprometido a invertir 2.000 millones de pesetas en el barrio entre 1999 y el 2000, estos fondos "pueden perderse por culpa del Ayuntamiento". Moltó detalla que, hasta que los técnicos municipales no presenten los proyectos urbanísticos, el IVVSA no invertirá el dinero. "El tiempo se acaba, tememos que si no se acaban los proyectos y se adjudican las obras antes de las elecciones, se perderán los 2.000 millones", sentencia Moltó. Gran parte de este dinero debe invertirse en las calles y plazas más céntricas del barrio, "que se han degradado porque llevan muchos años sin obras de mejora por falta de planes urbanísticos".

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