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Reportaje:

A Belén, tiburones

Un nacimiento de metacrilato anima las navidades en el zoo a una decena de escualos

Grisleda, una hembra de tiburón gris de dos metros de envergadura y casi 80 kilos de peso, comenzó ayer, a eso de las cuatro y media de la tarde, a nadar nerviosa en el tanque donde vive con otros nueve tiburones en el Zoo Acuario de la Casa de Campo. Unas extrañas figuras acompañaban a los buceadores que cada semana se sumergen en su territorio para adecentarlo. A los cuatro machos de su especie, Cachito, Igor, Tristán y Miliki, tampoco parecían gustarles los muñecos que recuerdan a personas. Están construidos con placas de metacrilato de colores que un buzo amarró al suelo de la cueva.Vestido con un mono de neopreno de colores azules y verdes y armado con una barra de plástico PVC, el buzo Carlos Tentor, de 30 años, vigilaba el movimiento de los grises mientras su compañero, Antonio Vilar, de 28 años y con mono negro para pasar más inadvertido entre los escualos, colocaba al Niño Jesús, San José, la Virgen María y los tres Reyes Magos. Esos personajes conforman el belén sumergido que, por tercer año consecutivo, montan los responsables del parque en medio del tanque de los tiburones de su acuario y que ayer tuvo como primer público a un grupo de turistas orientales. Mientras tanto, la pareja de tiburones nodriza, Sansón y Dalila, a quienes con sus 1,80 metros de largo aún les faltan algunos años para ser los más grandes del acuario (llegan a medir cuatro metros), seguía trazando sus caminos invisibles ajenos a tanto movimiento. Tampoco a Napoleón, Josefina y Penélope, los tres tiburones toro, (los más grandes por el momento con sus 2,40 metros y 90 kilos de peso), les parecía demasiado mal la llegada de los intrusos, con quienes van a convivir, a 23 grados centígrados, hasta mediados de enero, según informó el director del acuario, Pablo Areitio, después de describir las reacciones de los animales frente al montaje del belén.

"Para estas figuras, cuyo diseño vanguardista semeja al de las vidrieras de las iglesias, los colores se han elegido para que se puedan ver bien desde el exterior del tanque y al mismo tiempo no molesten a los tiburones", explicó Areitio.

Prohibidas por tanto las combinaciones de amarillo y negro, señal de alarma tanto en la naturaleza submarina como en la terrestre.

Las figuras de este nacimiento, diseñado por un miembro de la Asociación de Belenistas de Madrid, miden cerca de metro y medio. Ancladas al fondo con unas plataformas que se disimulan con piedras del estanque y arena, ofrecen tonos blancos, naranjas o azules, y están situadas "en una zona donde no molestan la trayectoria de los tiburones", continuó Areitio: "Es que con un golpe de aleta pueden romperlas".

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