La plantilla hace un ejercicio de autoestima
Algo se cocía ayer en el Barça en torno a la figura del entrenador, Louis van Gaal. El ambiente que envolvía el Camp Nou era tan tenso que podía cortarse. Corrían rumores, se sucedían los mentís y, por más que el técnico holandés intentase mantener las apariencias de relativa normalidad, no consiguió alejar las sospechas.La alerta la desató el almuerzo entre el técnico holandés y el presidente azulgrana, Josep Lluís Núñez. Era lo habitual de todos los jueves, pero el rumor saltó: Van Gaal había presentado a Núñez su tan reclamada dimisión. Horas más tarde, sin embargo, el club emitía un comunicado oficial en el que desmentía la sospecha.
Entretanto, el holandés dirigía el entrenamiento vespertino con la misma actitud y los mismos gestos de siempre. Nada en su comportamiento denotaba su posible abandono. Van Gaal se acercó incluso, una vez finalizado el ensayo, a la sala de prensa. Entre los periodistas había corrido la voz de que el técnico azulgrana saldría a desmentir su dimisión en una improvisada rueda de prensa. Pero no fue así. El holandés simplemente buscaba a un colaborador y, ante la pregunta de un periodista, aseguró sentirse perfectamente bien.Volvió al vestuario para reunirse con sus más directos ayudantes, Van der Len y Frans Hoek. Sopesaba tal vez su futuro en el club. Los jugadores, por su parte, rehuyeron pronunciarse sobre la situación del técnico y, como ya había hecho Figo el miércoles, trasladaron a la directiva todas las competencias y responsabilidades sobre este asunto. Rivaldo aseguró: "No sé nada de esto. Es la directiva la que tiene que decidir si el míster se queda o se va. Yo estoy aquí para entrenarme y jugar, nada más". El brasileño aseguró que no había tenido ninguna reunión en este sentido con Núñez, que ha evacuado consultas con los jugadores a través de una comisión de directivos, y arguyó: "No tengo por qué hablar con él. No tengo nada pendiente". No obstante, Rivaldo admitió que si el presidente le convoca para cualquier consulta, acudirá.
Los jugadores no querían socavar aún más la precaria situación del técnico, pero a Óscar se le escapó: "La plantilla confía en ella misma y hay suficiente plantel como para llevar esto adelante". Rehuía de este modo contestar si los jugadores mantienen aún la confianza en Van Gaal. Y por mucho que Rivaldo dijese momentos antes: "Hemos de tener confianza en el entrenador, si no las cosas serían muy complicadas", su discurso sonaba a aprendido y ofrecía poca credibilidad. Máxime cuando con anterioridad el brasileño, como Óscar, había apelado a mantener la autoestima entre los propios jugadores: "Debemos tener confianza entre nosotros porque sólo nosotros sabemos lo que pasa en el vestuario. A veces, en la prensa salen cosas que no son verdad".
Óscar, que reapareció marcando un gol en La Línea de la Concepción en el amistoso con el Estrella Roja, reconoció que desde que está en el Barça nunca había vivido una crisis tan grave: "No había visto jamás tantas pañoladas seguidas". Y también se mostró escéptico sobre su continuidad como titular: "Cuando sales de una lesión, nunca sabes la idea que tiene el entrenador sobre tu situación".
La consigna entre la plantilla era evidente: centrar su discurso en el partido del domingo con el Valladolid. "Hay que ganar", sentenció Rivaldo. "Con una victoria podemos cambiar esto". Los jugadores están convencidos de que sólo ellos y los resultados pueden enderezar la maltrecha situación del Barça. Para el partido del domingo, el técnico recuperará a Abelardo y Ciric, que ya tienen el alta médica. No así Nadal, que hoy será sometido a una sencilla operación para extraerle un pequeño fragmento óseo del maléolo de la pierna izquierda.
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