El portero de todas las categorías
La actuación de Palop en al Camp Nou levanta expectativas sobre su futuro
Cómo no iba a volar Andrés Palop en el mullido césped del Camp Nou, el pasado domingo, si años antes hubo de hacerlo cientos de veces sobre superficies rocosas de campos de tierra. Cómo iba a dejar de lucirse en uno de los templos del fútbol quien antes había probado los recintos más infames de las categorías inferiores: la Segunda Regional, la Primera, la Preferente, la Tercera División, la Segunda B, la Segunda A.. y ahora, por fin, a sus 25 años, le llegaron los focos de la Primera. Cómo iba a pasar inadvertido un portero que viene de tan abajo. Quienes le conocían no hicieron más que confirmar con satisfacción sus impresiones; a la mayoría, sin embargo, le sorprendió su actuación: ¿quién es ese portero?"Es más fácil jugar en el Camp Nou que en algunos campos de grava en los que he jugado", apunta sin un ápice de soberbia el guardameta del Villarreal Andrés Palop, un joven valenciano obsesionado desde niño con llegar a ser un portero de élite. Un chico ambicioso y valiente con gran espíritu de superación. Un portero que, según algunos expertos, tiene cualidades para convertirse en uno de los mejores guardametas españoles de los albores del siglo XXI: gran potencia de piernas, muy ágil bajo los palos, buena salida de meta -sobre todo por abajo-, y notable toque de balón, según el ex guardameta del Valencia Abelardo, que lo ha preparado desde los 16 años, cuando entró en la escuela del Valencia, hasta los 23, cuando se marchó cedido al Villarreal. Otro técnico y ex portero, Pepe Balaguer, puede considerarse su descubridor en el Valencia B: "Tiene las manos muy duras; no se arruga; despeja bien de puños y su potencia es impresionante".
No es extraño, pues, que a José Antonio Irulegui, técnico del Villarreal, Palop le recuerde a Arconada, el guardameta de la Real Sociedad que marcó una época e impuso un estilo. "El mister, que entrenó a Arconada, me dice que soy igual: por lo de la potencia y los reflejos. Si él lo dice... ", comenta Palop, que, sin embargo, se siente más cerca de otro mito bajo los palos: Zubizarreta. "Somos de estilos muy diferentes, pero en los dos años que he compartido con él, me he fijado en lo que hacía y me parece una persona admirable: por donde iba, lo respetaban".
Andrés Palop ha estado cedido por el Valencia al Villarreal en las dos últimas temporadas. Y en ambas ha dejado huella: fue una de las claves del ascenso del equipo el pasado ejercicio; y está siendo imprescindible en el plácido andar del club castellonense por la Primera División. El origen de su pasión se lo inoculó su hermano mayor. Lo recuerda su madre, Isabel, miembro de una familia de labradores de L"Alcúdia, un pueblo de 10.000 habitantes: "Él quería ser delantero, pero su hermano le insistió en que debía ser portero. Y a partir de cierto momento, ya no pensó en otra cosa. Andrés, incluso, recibió palo de los profesores por culpa del fútbol: un día don Félix le pegó dos bofetadas porque le dijo que él rompía todas las mallas de las porterías del colegio", de tanto jugar con ellas.
El propio Palop ha ido más de una vez a recolectar naranjas con su familia, aunque a los 16 años entró de dependiente en una ferretería. Después, cuando fichó por el Valencia, ya sólo se dedicaría al fútbol. Ahí, en ese terreno, sus compañeros lo ven como un chico espontáneo y directo, muy apegado a sus orígenes e impresionado todavía por todo lo que ha vivido en el último año. Que es mucho. Sobre todo las dos fechas que ha grabado en su memoria. El 19 de abril de 1998, el Villarreal empató a cero en Sevilla y descolgó definitivamente a este rival de la lucha por el ascenso. Todas las crónicas del partido coincidieron: el Sevilla avasalló al Villarreal, pero el marcador no se movió. Había una razón de peso: Palop, en su primer partido ante 50.000 espectadores, lo paró todo, incluso un penalti raso que lanzó Tsartas en el último minuto.
Y, por supuesto, el 13 de diciembre de 1998. En la primera vez en su vida que visitaba el Camp Nou, Palop pareció inexpugnable. Entre una cita y otra, el portero valenciano ha levantado grandes expectativas. Después de Sevilla, se ganó una merecida fama entre futbolistas y entrenadores; después del Camp Nou, lo ha descubierto el público.
Entre los primeros, no hay más que recordar el malicioso comentario del delantero búlgaro Hristo Stoichkov, que no dudó en señalarle en el pasado Mundial de Francia para fastidiar a Cañizares, portero de la selección española. "¿Cañizares? Que vaya con cuidado porque Palop le va a quitar el puesto en el Valencia". Efectivamente, Palop es jugador del Valencia. Y eso será un problema para el equipo de Ranieri, que fichó a Cañizares el pasado verano por cinco temporadas. ¿Qué pasará el curso que viene? Palop se niega a ir cedido de nuevo, por lo que habrá de jugarse el puesto con Cañizares. Y uno de los dos pasará al banquillo. Eso, si alguien no paga antes su cláusula de rescisión: 1.500 millones de pesetas.
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