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Entrevista:VIOLENCIA EN EL DEPORTE

"Los entrenadores, jugadores y dirigentes somos decisivos para erradicar la violencia"

Mábel Galaz

Guus Hiddink, de 52 años, es de los profesionales a los que no les asusta hablar de cuestiones que no son puramente futbolísticas. El entrenador del Real Madrid reconoce que es una persona "conocida, no famosa" que debe utilizar su posición para apoyar las causas en las que cree. Cuando entrenaba al Valencia ordenó quitar una bandera nazi que ondeaba en una tribuna de Mestalla. Aquel gesto tan inusual todavía se recuerda. Hiddink, a petición de EL PAÍS, ha querido una vez más enarbolar la bandera contra la violencia.Pregunta. ¿Qué le está pasando al fútbol para que un aficionado de la Real Sociedad venga a ver un partido al estadio Vicente Calderón y sea asesinado?

Respuesta. Llevo muchos años en el fútbol internacional y no soy tan pesimista como parece que lo es todo el mundo después de lo sucedido el martes. Hace diez años en mi país hubo mucha más violencia, pero en los últimos tiempos ha bajado el nivel de crispación, pero fue porque toda la sociedad intervino y dijo: "Esto no puede ser". También han resultado decisivas las obras que se han hecho en los estadios suprimiendo las localidades que no eran de asiento. Si bien reconozco que lo que ha pasado hace unos días en el Calderón ha sido un paso atrás.

P. ¿Cómo recibió la noticia de la muerte de Aitor Zabaleta?

R. Estábamos concentrados, muy metidos en el partido contra el Spartak, pero se apoderó una gran tristeza de todo el equipo. Nos preguntábamos ¿Por qué? Nuestro mundo da mucha alegria... Era gente del norte que venía a ver a su equipo ganar o perder. Venía a disfrutar por encima de los resultados y se han ido de una manera que no puede ser.

P. ¿Este asesinato es responsabilidad del mundo del fútbol?

R. El fútbol debe ser una fiesta y nosotros, los jugadores, los entrenadores, nos cabreamos, nos alegramos, pero eso en el fútbol es normal. En nuestro deporte hay a veces violencia dentro del terreno de juego pero tenemos nuestras normas para sancionar estas actitudes. La violencia que provocó la muerte del hincha de la Real Sociedad no tiene nada que ver con el fútbol.

P. Hay quien sostiene lo contrario.

R. No estoy de acuerdo. Hace dos años, en Holanda, hubo un gran enfrentamiento entre hinchas del Feyenoord y del Ajax. Quedaron un domingo para pelearse en un campo y mataron a un seguidor del Ajax. Eso no tuvo nada que ver con el fútbol. Este deporte es un mundo con todas sus tonterias, con sus cosas buenas y su cosas malas, que nosotros los profesionales tenemos que controlar para no generar violencia. Pero esas otras cosas no son responsabilidad directa nuestra.

P. Pero la gente del fútbol debería hacer algo para evitar que la violencia siga en aumento, no quedarse al margen.

R. Sí, hay que implicarse aunque en ocasiones sea difícil saber qué hacer. Nosotros los futbolistas, los entrenadores, los dirigentes a veces no nos damos cuenta pero tenemos mucha responsabilidad por las declaraciones que hacemos. Eso no quiere decir que la culpa sea del fútbol en general, siempre hay un culpable y a ése es al que hay que perseguir.

P. La policía ha denunciado que en los últimos tiempos se han introducido en las hinchadas diversas tribus urbanas, entre ellos los cabezas rapadas. ¿Teme que esa ideologia marque gravemente a las aficiones?

R. No sé si tiene ideologia esa gente o si por el contrario todo obedece a una moda. Es difícil juzgarlo para mí. No conozco al detalle la situación en España. Lo que sí sé es que el fútbol llama mucho la atención a todo el mundo, a veces demasiado, de forma exagerada y quizá por eso esa gente intenta acercarse. En ocasiones pensamos, nosotros los profesionales también, que el fútbol es lo más importante de la vida pero existen cosas más serias y más importantes. Nuestra obligación es trabajar en esta profesión sin olvidar que el fútbol es una fiesta. Me dio una gran alegria ver en el Mundial de Francia cómo en algunos partidos los seguidores de la naranja mecánica se mezclaban con gentes de otras selecciones. Recuerdo un día que llegaba en el autobús al estadio de Marsella y ví hinchas vestados de color naranja bailando junato a seguidores brasileños. Podían perder o ganar, pero se tomaban una copa juntos, tan contentos y sin violencia. Éso debe ser el fútbol.

P. ¿Qué se puede hacer para que este espíritu regrese?

R. Nosotros somos los primeros que debemos dar ejemplo. Tenemos que respetarnos entre nosotros, pero a veces nos cabreamos en los partidos y caemos en actitudes en las que no debemos caer.

P. Da la sensación de que hay demasiada permisividad en los clubes con algunas simbologías fascistas.

R. En Holanda, los entrendores, los jugadores, las federaciones y los clubes, decididimos hace algunos años parar el juego si veíamos algún símbolo nazi o alguna actitud que generara violencia. Desde entonces lo hemos hecho en varias ocasiones. Yo lo hice hace tres años, lo denuncié y el árbitro paró el juego y se acabó todo.

P ¿Si viera algo parecido en el estadio Bernabéu actuaría así?

R. No es fácil dominar un gran grupo. Por eso lo importante es lanzar continuamente mensajes directos. En ese sentido los jugadores, los entrenadores y los dirigentes somos decisivos para erradicar la violencia.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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