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FÚTBOL - COPA DE LA UEFA

El Betis se quedó sin fuerzas antes de remontar

Una buena primera parte de los verdiblancos no sirvió para apear a un sobrio Bolonia

La multiplicidad de competiciones vuelve locos a los entrenadores y agota a los jugadores, pero, al menos, a los espectadores les permite ver caras inopinadas de sus equipos. El Betis cayó ayer eliminado de la Copa de la UEFA porque ya venía de Bolonia con la puñalada dada. Sin embargo, los verdiblancos jugaron ayer, durante el periodo más largo de toda la temporada, al fútbol, al de verdad, con el balón corriendo por el suelo y la cabeza de los jugadores ocupada en hacerle daño al contrario. La Copa de la UEFA ha sido el único mirador de buen juego que han tenido los aficionados béticos, pero ayer se acabó y, aunque bien y bonito, ya no hay más.Las cosas comenzaron de perlas para el Betis. A los cuatro minutos Oli daba el primer toque de épica y agradecía el generoso pase de Alexis con un gol de delantero de casta. El escaso público se animó y a los jugadores no les pesaba correr. Con presión y más presión acabaron empequeñeciendo a los italianos que con cara de pasmo y profesionalidad de matrícula de honor lograron parar los ataques adrenalínicos de los de casa. El Bolonia había venido a ganar, jugar bonito ya era otra cosa y en el arranque del partido no parecía lo más conveniente. El balón se volvió un estorbo para sus planes y hasta el portero buscaba a Andersson en sus saques largos. No es que el Bolonia careciera de calidad, ni mucho menos, sino que jugaba su partido y, además, muy bien. El altísimo Andersson estaba escoltado por una línea de tres media puntas dispuestos a liarla en cuanto se les dejara un resquicio. Lo que pasa, es que en la primera parte el Betis las pegaba todas y, sobre todo, las corría todas.

Betis 1

Bolonia 0Betis: Prats; Merino, Solozábal (Benjamín, min. 60), Olías, Luis Fernández; Finidi, Alexis (Cañas, min. 69), Ito, Cuéllar (Gálvez, min. 63); Iván Pérez y Oli. Bolonia: Antonioli; Rinaldi, Boseli, Mangone, Tarantino; Cappioli (Magoni, min. 90), Marocchi; Eriberto (Signori, min.84), Ingesson, Fontolan; Andersson. Goles: 1-0 M. 4. Oli recibe un pase de Alexis y fusila por alto a Antonioli. Árbitro: Miroslav Radoman (Yugoslavia). Amonestó Tarantino, Eriberto, Cappioli y Olías. Unos 18.000 espectadores en el Benito Villamarín. El Bolonia se clasifica por el tanteo global de 4-2.

Los béticos también andaban con su partido. Clemente se desagañitaba entre cigarillo y cigarrillo dándo órdenes a sus laterales y extremos para que agarraran el campo por las costuras y lo estiraran. Las carreras de Cuéllar por la izquierda y Finidi por la derecha llevaron bastante peligro, aunque insuficiente para superar el orden defensivo de los italianos.

El Betis la movía. La razón está muy clara: Alexis. El capitán se aprovechaba del tiempo que le daban los músculos de sus compañeros para dibujar jugadas y enviar balones de los que dejan al compañero en la mejor de las posiciones y al contrario totalmente perdido. Jugando al fútbol se puso en aprietos a los italianos y, sobre todo, en evidencia que el temor de Bolonia (y su traducción en goleada) de hace quince días estaba detrás de la que sería la eliminación del Betis. Miedo, puro miedo.

Alexis no aguanta todo el partido, eso está claro y ayer así sucedió, pero cuando juega, hoy por hoy es uno de los jugadores que más calidad y sentido le pueden proporcionar al juego del equipo.

En el minuto 32, Luis Fernández empezó a correr y se plantó en la frontal del área italiana desde donde le pasó una excelente pelota a Iván Pérez, que tuvo la mala suerte de estrellarla en el poste. Si hubiera entrado, la oleada de épica habría servido de combustible para las piernas de los verdiblancos. Sin embargo, en ese balón al palo empezó la eliminación.

En la segunda parte, nada más salir al terreno de juego, quedó patente que al Betis estaba a punto de acabársele el regaliz. Entonces el Bolonia, que estaba agazapado pero seguía en el campo y bastante fresco, comenzó a jugar. Los diecinueve años de Eriberto empezaron a dejarse notar por la banda derecha de su ataque y se plantó en el lateral del área en varias ocasiones, aunque por impericia o inexperiencia no sacó mucho jugo.

Fontolan, también comenzó a ponerse a tono y Andersson dejó de sentirse solo. Mientras tanto, el Betis languidecía y daba muestras de falta de fuerzas, que se traducía en desorden táctico y apresuramientos en ataque. Salió Benjamín al campo (un jugador al que le está costando encontrar hueco entre los titulares, a pesar de tener gol y que cada vez que actúa ennoblece el centro del campo bético), pero se quedó de lateral derecho. Gálvez también se sumó al partido y pasó al ataque por la derecha, dejando a Finidi en la izquierda. Ya daba igual. No había fuerzas para nada. Iván Pérez simuló caídas en sus ocho últimas intervenciones y los balones bombardeados (único recurso en el discurso verdiblanco a partir de los primeros veinte minutos de la segunda parte) obligaban a Oli a pelearse con jugadores que le sacaban una cuarta y que, obviamente, le quitaban todas las pelotas. Roto el Betis por las costuras, el Bolonia se dio cuenta que ya no tenía que defenderse tanto y que incluso podía ganar. Ingesson tiró un balón al cielo en el minuto 26 de la segunda parte. Diez minutos después, Andersson pegó un pepinazo en el travesaño después de romperle el espinazo a Luis Fernández con un recorte en un metro escaso de terreno. Prats le puso un poco más de sal al drama y despejó un balón al pecho de Fontolan que estuvo a punto de colarse por la esquina izquierda de su portería ante los aspavientos iracundos de Clemente que se comía los codos al ver que se le iba la eliminatoria que se tiró a la basura en el partido de ida.

Los últimos minutos del partido fueron un correcalles de los béticos que los italianos presenciaron relamiéndose e hicieron lo posible para que siguiera así. Ya muy cerca del descuento, Gálvez remató de cabeza con una parábola perfecta, pero Marocchi evitó el segundo gol sobre la raya. El Betis está fuera de la Copa de la UEFA con buen fútbol, con coherencia. Lástima que hace quince días, en vez de ésta, hubiera temor.

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