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FÚTBOL - COPA DE LA UEFA

El Atlético fulmina a la Real en la prórroga

Los tantos de Santi y José Mari sentenciaron el duelo español en la eliminatoria europea

Santiago Segurola

Con energía y poder, el Atlético remedió en la prórroga su discretísima actuación hasta ese instante. Un partido bastante pelma, malo por previsible, derivó hacia lo épico el periodo suplementario. El Atlético se transportó hasta alturas insospechadas y fulminó a la Real ante el delirio de su afición, entusiasmada por el arranque de coraje de su equipo, que se soltó a jugar tras estar a punto de entregar la eliminatoria en la segunda parte.En un partido trabadísimo, intenso pero presidido por lo peor del tacticismo, fue necesaria una acción maravillosa para recordar que detrás de este fútbol predecible se encuentra el juego de verdad, el que se reconoce desde antiguo. Antes de que la Real se animara a explorar las deficiencias del Atlético, no hubo otra cosa que un gran gol. Por un momento, Jugovic hizo de Jugovic -cosa bastante infrecuente en el Atlético actual- y apareció por sorpresa en el área para recoger un centro de Njegus desde la derecha. Nada anormal hasta ahí, si no fuera porque Jugovic detuvo la pelota de espaldas a la portería, en una situación delicada: nadie le acompañaba, no disponía de líneas de pase y estaba apretado por López Rekarte. Había que inventar algo y Jugovic inventó. Levantó la pelota y enganchó una chilena maravillosa que sorprendió a su marcador y a Alberto. Un remate formidable por insospechado (con la izquierda para mayor dificultad), preciso y poderoso. Y sobre todo un gol que abunda en lo extraño del fútbol.

Atlético de Madrid 4

Real Sociedad 1Atlético de Madrid: Molina; Serena, Santi, Chamot, Toni; Njegus, Mena, Jugovic (Bejbl, m.46), Lardín (Correa, m.78) ; Juninho (Roberto, m.103); José Mari. Real Sociedad: Alberto; Recarte, Pikabea, Antía, Aranzábal; Gracia, Gómez, Idiákez (Cvitanovic, m.46), J.F.Guerrero (Mutiu, m.22); Kovacevic y De Paula (Aldeondo, m.91). Goles: 1-0. M.17. Remate a media vuelta y de tijera de Jugovic, dentro del área pequeña de la Real, tras un centro de Njegus. 2-0. M.45. Jugovic transforma un penalti cometido por Antía sobre Lardín. 2-1. M.50. Contragolpe de la Real con pase en profundidad de Kovacevic a Gracia que bate a Molina en su salida. 3-1. M.95. Juninho ejecuta una saque de esquina. José Mari desvía el balón con la cabeza y Santi acierta en el remate. 4-1. M.99. Pase de Correa sobre José Mari, que supera Alberto en su salida. Árbitro: Víctor M.Melo Pereira, portugués. Amonestó a Njegus, José Mari, López Rekarte, Antía, Pikabea, Chamot, Mutiu, Santi. Unos 40.000 espectadores en el Calderón.

Fuera del primer gol de Jugovic, el partido se redujo en el primer tiempo a un combate sordo, donde no existió el juego como tal. Los porteros quedaron inéditos. Todo lo que hizo Alberto fue recoger dos veces el balón de su portería. Porque hubo un segundo tanto, propiciado por una trampa de Lardín, que se tiró con mucha escuela en el área. El árbitro tragó y decretó penalti ante la irritación de los jugadores de la Real.

Con el cuento del sistema, los entrenadores nos escamotean la parte más sustancial del fútbol. El juego, el balón, la capacidad para orquestar algo que tenga sentido a partir de la habilidad y el ingenio. Nadie regateó a nadie en el Manzanares. Mientras el partido siguió esta línea, el Atlético pareció más preparado que la Real. Si algo quiere Sacchi es método y repetición. Sin duda, el Atlético es un equipo trabajado, con una organización que se observa en unos movimientos corales que se asocian a la idea futbolística de su entrenador. Si los partidos se discuten desde este punto de vista, el Atlético tiene casi todas las de ganar. En el primer tiempo, ésa fue la equivocación de la Real, incapaz de salirse del carril.

En favor de un fútbol colectivo pero muy difuso, los dos equipos se movieron de forma previsible. Cada uno estaba muy atento a sus obligaciones laborales, pero nadie se atrevió a pensar con libertad. Bien, Jugovic lo hizo una vez y el resultado fue evidente. Pero Jugovic no volvió a aparecer por el partido. Y eso que esta vez no actuó como medio centro, posición que le incomoda. Tampoco Juninho mejoró sus prestaciones anteriores. Todos los signos indican que estamos ante un jugador sobrevalorado, inconsistente en casi todas las posiciones. El medio campo le viene demasiado grande. La delantera no es su sitio. Juninho vive a su aire, y para eso resulta necesario tener un talento "maradónico", que no es su caso.

Algo raro pasa cuando el mejor del Atlético fue Njegus y cuando el protagonismo en la Real le corresponde a Gómez, un medio centro defensivo cuya principal cualidad es el oficio. Gómez se encargó personalmente de destruir el juego del Atlético en el medio campo. Lo hizo por instinto y poderío.

El Atlético estuvo pesadísimo en el segundo tiempo. Sin Kiko ni Valerón, no encontró la forma de cambiar el paso al juego. La mecanica presidió todo su fútbol. El tanto de Gracia equilibró merecidamente el partido y dejó a la Real en condiciones de ganarlo. Si no lo consiguió fue porque le faltó el punto de necesario de convicción. Porque si al Atlético le habían faltado ideas en el primer tiempo, luego se desajustó línea por línea. Se descosió y dio un amplio margen de maniobra a la Real, víctima de su escasa pegada. No ganó la eliminatoria cuando pudo hacerlo y se desinfló en la prórroga, donde terminó aplastada.

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