Tómbola floral

Hay poetas que nunca se sentarán a la misma mesa. Luis García Montero y Antono Enrique, por ejemplo. La fama de uno y la mucho menor fama del otro les abisman. Sobre todo porque el segundo añade que los lectores del primero lo son sólo por apoyo mediático y ley silente. Y de ahí a la bimba hay un paso, claro. Se han unido poetas de distintas estéticas en Málaga de la mano de Paco Ruiz Noguera. Vino Enrique, que no se llama Enrique, y no el autor de Casi cien poemas, que sí estuvo el año pasado. Sin el autor de La Alhambra hermética. Y sin bimbas. El problema, obviamente, no está en las estéticas, sino en lo que Miguel D"Ors llamó la búsqueda del lector perdido. O sea, afición, reconocimiento, fama, columnas, lecturas, vanidad... Los poetas se han llevado toda la puñetera vida a la gresca porque para dos lectores que hay alguno se llevaba uno y medio. Contaba el otro día el concejal de Cultura Antonio Garrido que un alcaide en el siglo XVI al que le hicieron coplillas satíricas, mandó a la cárcel a todos los vates del lugar hasta que saliera el culpable. Pues bien, los presos amenazaron con amotinarse si no echaban a los poetas: porque siempre querían recitarles sus versos y porque por la noche se peleaban a gritos y no había quien descansara. Qué angelitos tan fieramente humanos los poetas. Ahora va a sacar Pretextos los diarios de José Guerrero, al que Lorca llamaba "cónsul general de la poesía". Ahí se ve que las miserias de Lecquio son fruslerías. El capítulo dedicado al olor de pies de Antonio Machado, relatado por su hermano Manuel a Juan Ramón entra en los capítulos del gore. Eso es caña musageta. "Fustígame la sinalefa", decía Ginés Liébana. Y es que alcanzar fama por la poesía es duro. Por eso Garrido confesaba que ya sólo lo hace en el despacho oval de su arcadia interior y con seudónimo. Escribir poemas, claro. ¿Pero es que al popular megapregonero le hace falta un Adonais si es el hombre más retratado de la prensa malagueña? Un chiste circula por ahí: una que va a hacerse la foto para el carnet y el fotomatón le pregunta "¿la quiere sóla o con Garrido?" Lo que quiero decir es que si hubiese una Tómbola floral y televisivo lo mismo se acababan las diferencias y aprendíamos a insultar diciendo "badulaque". Queremos concurso de metáforas. Al vencido, que Aznar le cite como su poeta favorito.