Barataria
En la novela de Manuel de Lope Las perlas peregrinas hay un criado filipino que está perdidamente enamorado de Toribia, mujer de carnes prietas y firmes ademanes de Tomelloso. La patria manchega de Plinio y de Antonio López es recreada en los sueños eróticos del filipino como un exótico paraíso insular donde los indígenas se ejercitan en ancestrales danzas rituales. Metáfora de la Ínsula Barataria que don Quijote le prometió a Sancho Panza como pago por los golpes y las desventuras. La Mancha, tierra seca en árabe, está poblada por gentes que siempre llevan una isla en el bolsillo. Fray Andrés de Puertollano era un dominico de mi pueblo que murió frente a las costas de Santo Domingo cuando viajaba en barco de Veracruz a Manila. José Vicente Dorado, un toledano que trabaja en Radio Sevilla, ha rodado en Costa Rica, gloriosa utopía de un país sin ejército, la segunda parte de El Dorado. Volvió con tres carabelas: Teresa, Marta y Esperanza. Antonio Avendaño es un periodista de Albacete y su pluma es navaja dialéctica en esos artículos que han merecido el premio Andalucía de periodismo. Su paisano José Miguel Prieto es un futbolista que debutó en Primera con 18 años de la mano de Vicente Cantatore. Es duda para muchos domingos, pero la operación de rodilla no le impidió ser jurado de un premio de dibujo infantil convocado por Isla Mágica. Ya le gustaría a Prieto ser isla y marcar en Japón el gol de Raúl, la marca del zorro. La Mancha es supranacional: el Talavera es quinto en el grupo gallego de Segunda B; el Conquense es quinto en el grupo vasco; el Manchego es octavo en el andaluz. Falta representación en el grupo levantino. Pero ahí está haciendo patria, haciendo ínsula, José Bono, presidente de Castilla-La Mancha, aislado entre Aznar y Zaplana en la inauguración de los 35 kilómetros que unen Atalaya del Cañavate con Motilla del Palancar, PP de Arriba y PSOE de Abajo en la jerga de Berlanga. Joaquín Fernández Burgos, para sus amigos El Chato, es un policía de mi pueblo que fue destinado a la embajada de España en La Habana y me mandó por Carlos Herrera un libro dedicado que no llegó a su destino. Por Román Orozco, andaluz de Iznatoraf, corre sangre de tinto manchego. Y eso debe explicar la escapada insular que planea todo mesetario y que en Román toma cuerpo en dos libros: Cuba Roja y Cuba Santa. A un paso de la trilogía. Cuba al cubo.
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