Los poetas se ven las caras
"Gracias a ellos las putas ya pueden follar en los libros de poesía, sin tener que esconder ni coños ni pollas". Esto vino a decir Isla Correyero, la antóloga de Feroces (DVD, Barcelona, 1998), para ejemplificar la importancia de la nueva generación poética que está tomando el relevo. Los nuevos, calificados por dicha antología como radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía española, escriben en castellano, tienen entre 20 y 30 años y nada o casi nada publicado, y el viernes protagonizaron el primer asalto de las Segundas Jornadas Poéticas de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC), que terminan hoy en el Ateneo Barcelonés. En total son 23 autores, con amplia mayoría de andaluces, desconocidos casi todos para el público lector (salvo Enrique Falcón, Pablo G. Casado y Jorge Riechman). En palabras de Sergio Gaspar, editor de DVD, "reflejan una nueva sentimentalidad que lleva años latente en los creadores españoles -no sólo en los escritores-, que podríamos llamar realismo sucio y que tarde o temprano tenía que explotar". Estilísticamente, la obra de estos autores se caracteriza por un lenguaje crudo, más cerca de la charla de calle que del discurso académico, y por el contenido social con voluntad de denuncia: las drogas, la ecología, el aborto, el rock y la insumisión, con gran libertad de formas y planteamiento lingüístico heterodoxo. "Feroces era una antología necesaria", concluye Gaspar, "porque recupera algunas voces que no se conocían ya que sólo habían circulado por circuitos marginales". Pero las jornadas no sólo sirven para presentar novedades. El programa previsto por los coordinadores, Pilar Gómez Bedate y Miquel de Palol, incluía, además de las lecturas imprescindibles en estos actos, una serie de mesas redondas con la presencia de algunos de los más destacados poetas del panorama español. Se trataba de responder al enunciado de las Jornadas (Tradición y mitos en la poesía actual), y el debate demostró que los enfrentamientos generacionales son sólo apariencias, puesto que en realidad cada poeta es una poética. Es decir, que el combate, si lo hay, es de todos contra todos. La mesa de Benítez Reyes se convirtió en un elogio a la poesía a pesar de los poetas. Ya el sábado, el espíritu de comunión que se crea en estas islas de felicidad lírica (lo dijo José Luis Giménez Frontín, director del ACEC) le permitió a Toni Marí enlazar brillantemente con lo interrumpido el día anterior: "Mi tradición es Foix, y Foix me lleva a Llull y a Dante. En mi propia obra hay rastros de esa tradición de los cuales yo no soy responsable". Pero la mayoría femenina en esta mesa hizo olvidar por un momento tan sesudas reflexiones para montar un debate autorreferencial apasionante: ¿es preferible el término poetisa (como defendió Olvido García Valdés) o el de poeta mujer (ídem para Rosa Lentini)? Y más cosas. También se han dado a conocer en las jornadas sendos libros unitarios: el de Poemas en prosa (1965-1994), de Ángel Crespo, y Sesión continua, de Luis Izquierdo.
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