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Rusia baja el IVA y el impuesto sobre los beneficios para contener la inflación e intentar que la gente pague

Michel Camdessus, director del Fondo Monetario Internacional (FMI), tendrá algo más que reprochar al Gobierno ruso cuando el próximo 2 de diciembre viaje a Moscú: una reducción de impuestos. El primer ministro, Yevgueni Primakov, anunció ayer que el IVA se reducirá del 20% al 14% (e incluso al 10% en el año 2000) y que el impuesto sobre los beneficios pasará al 30%, cinco puntos menos que en la actualidad. La medida puede abrir una brecha entre el vicejefe de Gobierno, Yuri Masliukov, y Mijaíl Zadórnov, su ministro de Finanzas y único miembro del equipo que enarbola todavía la bandera de la economía liberal de mercado.Primakov asegura que la recaudación fiscal no tiene por qué ser menor, sino todo lo contrario, dado que los nuevos tipos irán acompañados de una ampliación de la base de los impuestos. "El descenso del IVA", aseguró ayer Primakov, "es un importante paso adelante para satisfacer las necesidades de la población. Es de tal importancia social que conducirá al descenso de las tarifas de servicios como la electricidad".

Primakov espera presentar a la Duma (Parlamento ruso) su proyecto de presupuesto para 1999 a partir de la próxima semana. El presupuesto prevé un producto interior bruto (PIB) de unos 29 billones de pesetas, ingresos por cuatro billones y gastos por cinco billones.

Economía sumergida

La rebaja fiscal puede ser una medida para incentivar el pago de impuestos, puesto que un reciente estudio del Tribunal de Cuentas señala que las dos terceras partes de las operaciones al por menor que se efectúan en Rusia no son declaradas fiscalmente, que los comercios sólo registran en sus cajas el 28% de las transacciones y que la economía sumergida supone cerca del 40% del producto interior bruto.El optimismo de Primakov respecto a la futura recaudación de impuestos contrasta con el hecho, recogido también por el Tribunal de Cuentas, de que, en los primeros nueve meses de este año, sólo se ha recaudado la mitad de lo presupuestado, y eso a pesar de que, en ese mismo periodo, se ha producido una drástica devaluación del rublo (en torno al 65% respecto al dólar).

El anuncio de reducción de los tipos fiscales efectuado por el primer ministro fue precedido de filtraciones sobre las diferencias existentes entre Zadórnov y el jefe del servicio federal impuestos, Gueorgui Bos. Este último (y Masliukov) defendía el descenso, mientras que Zadórnov lo rechazaba.

El temor de Zadórnov es que sea imposible cumplir las condiciones del FMI para tirar de chequera y desbloquear los más de 600.000 millones de pesetas que, de haber ido todo sobre ruedas, deberían haberse desembolsado hace ya varios meses.

El Fondo celebrará el lunes en Washington un consejo de expertos, rusos y extranjeros, para estudiar la compleja situación por la que atraviesa el mayor país del planeta. Camdessus llegará dos días después a Moscú con argumentos nuevos recién extraídos de ese encuentro.

Lo que el ministro de Finanzas ruso teme en realidad es que Rusia no pueda convencer al mundo de la seriedad con que está tratando de salir de su crisis.

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