El primer ministro ruso lanza un ataque demoledor contra los reformistas que le precedieron en el Gobierno
El primer ministro ruso, Yevgueni Primakov, lanzó ayer, en una entrevista publicada en el diario Izvestia, un ataque demoledor contra los "llamados reformistas" que le precedieron en el Gobierno de Rusia. Ellos son, aseguró, los grandes culpables del estallido de la crisis económica y de la mala imagen que los actuales dirigentes tienen en Occidente.Primakov, decidido a cambiar las cosas, negó los rumores de que el vicesecretario del Tesoro estadounidense, Lawrence Summers, vaya a viajar a Moscú para dictar las líneas generales del próximo presupuesto.
Habrá visita, reconoció, pero su objetivo es que este "importante e inteligente experto" vea por sí mismo cómo se enfrenta el Gobierno a la terrible crisis. El primer ministro pretende invitar también, con el mismo propósito, a otros dirigentes de EEUU, como la secretaria de Estado, Madeleine Albright.
Primakov es consciente de que sin la ayuda del Banco Mundial y el FMI o, lo que es casi lo mismo, de EEUU, será casi imposible superar la crisis. Pero sabe también que en Washington las voces más familiares que llegan de Moscú son las de los reformistas radicales, ahora apartados del poder.
La crisis, afirmó Primakov con una dureza desconocida en él hasta ahora, "es la obra de los llamados reformadores, que mataron el sistema bancario y menospreciaron los compromisos internacionales de Rusia con una moratoria unilateral" de la deuda. Ayer, Moscú anunció que reembolsará 10.000 millones de dólares de su deuda exterior en 1999, aunque estaba previsto que devolviese 17.000.
Según Primakov, las reformas no influían sobre la economía real, ya que fracasó rotundamente el intento de que la estabilización macroeconómica se convirtiese en un puente para desarrollar la economía real, como la industria y la agricultura. Ese esquema sólo funcionó bien, aparentemente, cuando los precios del petróleo y el gas eran todavía altos, y los ingresos de su venta se utilizaban para importar sin freno.
Además, "sin desarrollo fundamental de la economía", dice Primakov, "no podía formarse una verdadera clase media, sino una de especuladores". El descenso del precio de los productos energéticos, dice, derribó este castillo de naipes.
Nunca como en esta entrevista se había mostrado Primakov como lo que sus enemigos no le reconocen ser, un economista. Puede que Yuri Masliukov lleve las riendas más directas de la economía, pero el primer ministro sabe también cómo moverse por estas aguas. En la entrevista, censura, además, la moratoria unilateral de la deuda, culpable, junto a la devaluación del rublo, de que se desatara el pánico tras el fatídico 17 de agosto. "Fue un espasmo provocado por el miedo", afirma el primer ministro, "y no una reacción adecuada". ¿Por qué? Porque el 70% de los bonos del Estado se encontraban en manos del Banco Central y del estatal Sberbank. "¿Acaso no se podía haber negociado con los inversores internacionales sobre el 30% restante?", se pregunta Primakov.
Ayer mismo, Rusia y los bancos occidentales alcanzaron un acuerdo de principio sobre la estructuración de los bonos del Estado, mediante un mecanismo que permitirá la conversión de la deuda en rublos en divisas fuertes para evitar más pérdidas en el futuro.
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