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Sobradún convierte en teatro la comedia de situación "No hay huevos"

El grupo vitoriano Sobradún se ha especializado en el gamberrismo teatral. No se avergüenzan de ello; más bien presumen de haber conseguido estrenar su tercera obra, No hay huevos, sin salirse de su esquema de humor irreverente, ácido y social, con personajes extravagantes y situaciones de disparate. "No hay huevos es una comedia de situación típica de la tele, en el teatro. No hay ni una cadena de televisión que se atreva a emitir una serie así", resume el director del montaje y coautor del guión, Eloi Beato.

No hay huevos se estrena ante el público mañana en el Serantes Kultur Aretoa dentro de la programación del XIX Festival de teatro de Santurtzi. La obra será representada en Vitoria los días 15 y 16 de enero. Los dos montajes con los que Sobradún inició su recorrido en el mundo del teatro, Herminio y Miguelito y 30 millones de gilipollas, sobrepasaron los límites del humor convencional, con personajes heredados del mundo del cómic, situaciones y diálogos que revientan cualquier convención social. El éxito de público, integrado fundamentalmente por jóvenes atraídos por su carácter poco ortodoxo, les ha permitido repetir la apuesta por tercera vez. "Nuestro objetivo es crear un divertimento para las personas que acudan a ver la obra", explican los miembros del grupo. "Nos gustas llamarlas comedias bárbaras, con un humor pasado de rosca y personajes al margen de lo oficial, que viven en el subsuelo". La acción de No hay huevos, sobre un decorado único, se desarrolla en el estudio de un artista plástico que atraviesa un bache en su carrera y se ve obligado a realquilar una habitación a un reservado vendedor de seguros. La mentalidad conservadora del inquilino entrará en conflicto con el carácter del pintor y de su primo, un parado que pasa en el estudio largas horas viendo la televisión y opinando de cualquier cosa que le pasa por la cabeza. "Con mala leche" Los cambios que sufren las vidas de los tres protagonistas -interpretados por los actores Gorka Aguinagalde, Ion Gabella e Iñaki Rodaballo- les empujan a verse envueltos en enloquecidas escenas, al estilo de las comedias de situación de televisión, pero tratadas "sin tabúes y con mala leche". "La obra es una comedia de situación típica de la tele, en el teatro", explica Eloi Beato. "Pero no hay una sola cadena de televisión que se atreva a emitirla. La mayoría de la series de este tipo que ofrecen son familiares, todo muy light. Nosotros lo enfocamos a un público más desalmado". Por No hay huevos desfila una crítica demoledora contra la cultura oficial, las relaciones sexuales, las drogas, el deporte profesional o la monarquía. Sigue el estilo de las dos obras anteriores, pero advierten que los personajes han sufrido un cambio. "Ya no son personajes de cómic", dijeron en una presentación tan atípica como sus montajes, en la que se interrumpían con la misma facilidad con la que reanudaban las explicaciones. "En No hay huevos son más realistas, más positivos". ¿Y el título? "No trata de ser una provocación", aseguran. "Simplemente es un toque de atención. No hay huevos, ni en la nevera". Esta obra cierra una trilogía de comedias. Beato y los actores de Sobradún están de acuerdo en que lo próximo que presenten "no tendrá nada que ver".

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