Los ministros más cercanos a Aznar se inclinan por adelantar las elecciones a junio
Los ministros más cercanos al presidente del Gobierno, José María Aznar, están haciendo llegar al jefe del Ejecutivo el mensaje de que es conveniente adelantar las elecciones generales, previstas para marzo del año 2000, a junio del año que viene o, como muy tarde, a primeros de otoño. Entre los notables que respaldan esta anticipación de los comicios están los titulares de Economía, Rodrigo Rato; el de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy; el portavoz del Gobierno y ministro de Industria, Josep Piqué, y el portavoz parlamentario, Luis de Grandes. Aznar se resiste a estas presiones, que comenzaron al regreso del verano, y que se fundamentan en las nuevas circunstancias políticas y económicas.
Las tensiones entre el Gobierno y sus socios nacionalistas, CiU y PNV, puestas de relieve estos días con el debate de los Presupuestos en el Congreso, así como el conflicto en el seno del PSOE, son los dos últimos factores que animan a un sector muy cualificado del Ejecutivo a adelantar las elecciones al próximo 13 de junio, haciéndolas coincidir con las municipales y autonómicas, o, al menos, al próximo otoño.Ministros como Rato, Rajoy y Piqué, junto al portavoz del Grupo Parlamentario popular, Luis de Grandes, que mantienen relaciones estrechas y casi cotidianas con los socios nacionalistas del Gobierno, están convencidos de que las tensiones entre el Ejecutivo y sus socios van a arreciar en los próximos meses. Las importantes diferencias entre el Gobierno y el PNV en el enfoque del proceso de paz en el País Vasco, por un lado, y la proximidad de las elecciones catalanas -previsiblemente Jordi Pujol las convocará para marzo- van a poner en peligro el pacto de estabilidad entre el Ejecutivo y los nacionalistas. Este factor puede ser determinante para que Aznar, muy reacio al adelanto electoral, termine por dar el paso.
Aznar, que tiene la competencia como jefe del Gobierno de convocar las elecciones, se ha negado sistemáticamente a comentar esa posibilidad en los Consejos de Ministros o en las reuniones de maitines de los lunes con la cúpula de su Gobierno, un sanedrín integrado por los citados Rato, Rajoy, Piqué y De Grandes, además del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja; el vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos; y el coordinador general del PP, Ángel Acebes.
Al regreso del verano, Rato y Piqué ya expresaron que la situación económica hacía aconsejable un adelanto electoral. Ambos ministros temían una precipitación en el cambio del actual ciclo económico favorable motivado por los desequilibrios financieros internacionales. Sus presiones no fueron suficientes para que Aznar cambiara de opinión. El presidente del Gobierno tiene un enorme temor a repetir el efecto Chirac, el adelanto electoral insuficientemente justificado que supuso un grave revés y la pérdida del Gobierno al presidente conservador francés. Asimismo, se ha planteado como reto personal conseguir el agotamiento de la legislatura para desmentir a quienes vaticinaban un Gobierno inestable tras la precaria mayoría que alcanzó en marzo de 1996.
Sin embargo, Aznar siempre ha planteado una excepción a esta pretensión: la inestabilidad con los socios nacionalistas, algo que ya se está produciendo. Además, aunque durante las últimas semanas se ha alejado la posibilidad de cambio en el ciclo económico positivo, los expertos lo sitúan ahora en el segundo trimestre del próximo año.
No son éstas dos las únicas razones que animan a los ministros a anticipar los comicios. En los próximos meses, los ciudadanos percibirán en sus bolsillos la reducción del IRPF y, en el terreno político, el principal partido de la oposición, el PSOE, está sumido en una crisis interna.
Asimismo, el Gobierno sufre el desgaste de algunas piezas básicas, como Álvarez Cascos; o ministras como la de Justicia, Margarita Mariscal, o la de Medio Ambiente, Isabel Tocino. La agenda política del Ejecutivo está prácticamente cubierta. Sus principales temas, la reforma del IRPF y la reforma del servicio militar, ya están vendidas a la opinión pública.
Queda un último factor importante, la declaración de tregua de ETA, del pasado 16 septiembre, que vale por igual al Gobierno para agotar la legislatura como para adelantar las elecciones. El Ejecutivo puede argumentar la necesidad de prolongar la legislatura hasta aclarar el proceso de paz en el País Vasco. Pero también puede pedir al electorado una nueva mayoría, con unas encuestas al alza, para asumir con mayor fortaleza el proceso de negociación.
Las expectativas de adelanto electoral de estos ministros no se sitúan, en cualquier caso, antes de junio porque creen que la opinión pública entendería mal que el Gobierno convocara unas elecciones en enero, con unos Presupuestos recién aprobados.
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