El Valencia le endulza la vida al Extremadura
El equipo de Ranieri paga muy cara su indolencia de la primera parte
El Valencia endulzó la vida al Extremadura, que logró por fin la primera victoria ante su afición. Fue un partido tenso, duro, sin concesiones para la galería y con emociones contrapuestas. El triunfo rehabilita al Extremadura, devuelve la ilusión a su público y abre una puerta a la esperanza, precisamente en un momento en que había síntomas de hundimiento y de pérdida del mayor patrimonio que exhibe el equipo de Almendralejo: su romanticismo y sentido épico.El Valencia, en cambio, pecó de conformista y no pudo continuar su racha victoriosa y goleadora. El conjunto valenciano purgó con la derrota su prepotencia y su falta de capacidad para reaccionar. El de Ranieri es un grupo compacto, pero nada brillante. Ayer jugó una primera parte penosa, llena de indolencia. Mejoró levemente en el comienzo del segundo tiempo, pero entonces recibió un gol que le resultaría irreversible. El técnico italiano del Valencia, Claudio Ranieri, tampoco tuvo vista en los cambios, sino todo lo contrario. Las entradas de Popescu y Lucarelli, cuando llevaba el resultado en contra, no hicieron si no lastras el juego de su equipo.
EXTREMADURA 1
VALENCIA 0Extremadura: Gaspercic; Óscar, Kalla, Juanito, Félix, Poli; Velamazán (Bogdanovic, m. 76), Belenguer, Toril (Soto, m. 65); Duré y Manuel (Pedro José, m. 74). Valencia: Cañizares; Angulo (Lucarelli, m. 67), Roche, Soria, Téllez, Carboni; Mendieta, Schwarz, Milla (Popescu, m. 70); C.López e Ilie. Goles: 1-0. M. 60. Toril. Árbitro: Esquinas Torres. Amonestó a Angulo, Ilie, Óscar, Félix, Pedro José y Roche. 10.500 espectadores en el Francisco de la Hera.
Obsesionado por las últimas goleadas, el Extremadura apostó por un teórico conservadurismo. Tras el chaparrón de 10 goles en contra en sólo dos partidos, Rafa Benítez expuso como solución una defensa de cinco hombres que coincidió con la reaparición de Juanito.
Manuel, Duré, Velamazán e incluso Óscar llegaron con facilidad al área de Cañizares. Pero el Valencia se inmutó poco. Mantuvo su vehemencia defensiva con Roche, Téllez y Soria en línea, tapando los agujeros que abrían Carboni y Angulo, muy desorientados. Y como Milla y Mendieta anduvieron perdidos en una zona hacinada, el Extremadura sacó tajada y los mejores momentos de toda la temporada. Se vio a un conjunto con ganas, rabioso y hasta bravucón.
Fue un ejercicio desgarrado, en ocasiones embarullado pero atrevido. El Valencia holgazaneó peligrosamente, amparado en su superioridad defensiva frente a los deslavazados ataques azulgrana. Pero acreditó poco juego. Impreciso y embarullado para clarear los espacios, no logró hacer transiciones. Illie y Claudio López fluctuaron de un lado para otro huérfanos de asistencias.
Tras el descanso, aprendida la lección, el Valencia frecuentó las bandas y trató de recomponer su juego, rancio y duro en exceso. Protegió el balón con apoyos y aproximaciones. Una vez recurrió a su filosofía práctica. Zapatazo buscando a Illie o López. Lo ejecutó Angulo y El Piojo a punto estuvo de sorprender a Gaspercic, pero siguió haciendo agua en el centro. Milla se regodeó en una lentitud penosa y Mendieta se mostró algo más diligente.
El Extremadura, que había estado estático, con aparentes muestras de agotamiento, encontró el gol en el momento más oportuno. Ya con el marcador en contra, el Valencia destapó una ambición que había tenido enclaustrada. Agitó el partido, pero muchas prisas y poca coherencia. Sin imaginación. Popescu sustituyó al oscuro Milla y Lucarelli al desafortunado Angulo. Soluciones de emergencia que poco aportaron. Más bien nada.
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