De la "senda de los elefantes" al rodeo

El Plan General de Ordenación Urbana de Valencia, aprobado en 1988, cifraba en 800.000 los vehículos con origen o destino en el puerto de Valencia que atravesaban la ciudad cada año. El plan urbanístico resolvió los accesos al puerto a través de la marginal del nuevo cauce del Turia, descartando el proyecto del acceso norte. Pero en estos 10 años el puerto ha experimentado un crecimiento espectacular y, aunque la construcción de los diques que han permitido ganar nuevos terrenos al mar ha desplazado hacia el sur el centro de gravedad de las instalaciones portuarias, sus actuales responsables han vuelto a apostar fuerte por el acceso norte, que consideran vital. Antes de la construcción de la autovía de circunvalación o by pass, el núcleo urbano de Valencia soportaba un verdadero infierno. Eran los tiempos del semáforo de Europa de la avenida de Cataluña y de la llamada senda de los elefantes a través de las avenidas del Cardenal Benlloch y de Peris y Valero. Todo el tráfico del eje norte-sur tenía que atravesar la ciudad por esa ruta infernal. No había alternativa, tampoco para los camiones, aunque fueran cargados con mercancías peligrosas, cuyo destino fuera el puerto. Mayores gastos La inauguración de la circunvalación permitió eliminar todo ese tráfico. El acceso al puerto se ha efectuado desde entonces a través de esa autovía y por la marginal del nuevo cauce del Turia. Un recorrido que, para los vehículos con origen o destino en el norte del área metropolitana de Valencia, supone un rodeo que obliga a recorrer 25 kilómetros más que antes y que, por consiguiente, implica mayores gastos para las empresas ubicadas al norte que utilizan el puerto. Ese rodeo que se ven obligados a efectuar en la actualidad los camiones que transportan mercancías procedentes del norte es uno de los motivos que se alegan, junto a la creciente relación con el puerto de Sagunto, para apoyar la necesidad de construir el acceso norte.