China-Taiwan
Recientemente hemos asistido en distintas partes del mundo a una serie de acuerdos o propuestas que han traído, o al menos abierto, las puertas a diferentes procesos de paz ante graves y variados conflictos políticos, geográficos o de soberanía territorial, como ha ocurrido con el reciente acuerdo fronterizo alcanzado entre Perú y Ecuador, con el proceso de paz de Irlanda del Norte o, sin ir más lejos, con la propuesta de tregua y negociación por parte de ETA como solución al problema del País Vasco.Resultaría ingenuo por mi parte tratar de equiparar conflictos y soluciones que responden en su origen a muy diferentes motivaciones históricas, pero sí es cierto que todos ellos
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poseen algo en común: el abandono de la violencia como punto de partida.
En lo que a mí más personalmente me afecta, quisiera añadir a la lista un cuarto caso en el que en los últimos días millones de ciudadanos repartidos por todo el mundo han visto la posibilidad de una puerta abierta a la esperanza. Me refiero al conflicto entre China y Taiwan.
Durante el mes de octubre, los ciudadanos chinos se han ilusionado con la reanudación de las conversaciones entre los dos lados del estrecho de Taiwan, que habían sido suspendidas unilateralmente por el Gobierno de Pekín hace ahora tres años. Y hay aquí, una vez más, una condición imprescindible para que en un futuro pueda producirse la deseada reunificación de toda China: que Pekín renuncie al uso de la fuerza.
Durante mucho tiempo, Taiwan ha sido víctima de una campaña auspiciada desde Pekín para aislar a este pequeño pero importante país en la escena internacional, impidiendo incluso su participación en organizaciones internacionales.
Acabar con las amenazas hasta ahora recibidas es condición imprescindible para poder retomar las conversaciones en un plano de igualdad, y es el paso previo a la añorada reunificación de China bajo un sistema político que sea libre y democrático, como el que tanto nos ha costado conseguir en Taiwan.
Aunque a veces ignorados en Occidente -dice la canción que la distancia es el olvido-, somos muchos chinos en el mundo, y requerimos, de vez en cuando, la atención de toda la sociedad internacional.- Encargado de prensa de la Oficina Económica y Cultural de Taipei. .
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